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lunes, 15 de agosto de 2011

Y eso no debe permitirse



Las unanimidades son siempre sospechosas
Dentro de 365 días el presidente Leonel Fernández estará obligado, por ley, a entregar la Presidencia de la República Dominicana a quien resulte ganador de las elecciones en mayo de 2012.

Hasta entonces, tendrá que enfrentarse a un período sumamente incómodo, porque e’ pa’fuera que va. Conociendo las reiteradas bellaquerías del Presidente en el cumplimiento de ciertas leyes y practicando el acostumbrado hábito de tomar dinero prestado para que otro sea quien pague, debíamos llevar en lo adelante una bitácora donde aparezca cada paso que dé y así las sorpresas sean mínimas.

Es de suponerse que a Leonel, sin posibilidades de reelegirse en el cargo como era su deseo, no le interesa tanto el presente, sino el después del 16 de agosto de 2012, cuando ya no firme los cheques de sus súbditos. Y para ese futuro tan próximo, tiene en contra un nivel de credibilidad muy bajo. Debe entonces preparar los escenarios y los actores que pudieran enjuiciar, si fuera necesario, sus acostumbradas violaciones a las leyes que no han sido de su conveniencia.

El presidente Fernández encabeza actualmente las reuniones del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). De allí saldrán los magistrados miembros de los tribunales superiores del país. Para el Mandatario resulta muy importante este proceso porque quienes resulten seleccionados podrían ser los mismos que enjuiciarían las acciones del actual grupo gobernante en el caso muy probable de que fuera demandado. Resulta indudable que los funcionarios gubernamentales que forman parte del CNM están conscientes de que su proceder en estas reuniones es el que afila o embota el cuchillo que podría ser colocado en sus respectivas gargantas en corto plazo.

Y como han demostrado reiteradamente que de bobos no tienen un pelo, de seguro que harán lo inimaginable para minimizar la designación de jueces que no hayan estado vinculados a sus turbios manejos del presupuesto nacional. Con la mayoría absoluta que disfrutan en este Consejo, ninguna duda cabe de que los magistrados que sean elegidos tendrán que gozar del beneplácito de Leonel Fernández o servir de coartada al chanchullo. Ahí no puede haber margen para equivocaciones.

Especulo en este análisis, es cierto. Hablo de un futuro, impredecible con precisión pero, luego de siete años viendo como corcovea la mula, las probabilidades de que patee a quien se le interponga en este propósito son muy elevadas. Reitero que cada uno de los jueces que desde allí sea designado es muy probable que sea agradablemente potable para la inmunidad futura del presidente Fernández y su claque partidaria. Poco trabajo le costará lograrlo, ya que cuenta con algo más que la mayoría absoluta.

Alimenta esta presunción el hecho de que, luego de varias horas de discusiones en la primera reunión de este CNM, la votación para aprobar el reglamento que regirá las decisiones orgánicas fue unánime. Y en situaciones como ésta, las unanimidades son siempre sospechosas, como diría Minou Tavárez Mirabal. Admitamos que la unanimidad es el nivel más alto de acuerdo al que puede llegar un grupo de personas. Pero resulta muy extraño que los representantes de los supuestos partidos de oposición y los jueces de la Suprema Corte de Justicia, a quienes se les supone imparcialidad en este procedimiento, hayan coincidido en todos y cada uno de los puntos de ese reglamento. Siento profundos temores ante las coincidencias en un proceso en el que tanto se involucra el futuro de la nación. Peor aún, fue realizado a puerta cerrada, negando así la transparencia del procedimiento utilizado en 1997 para un propósito semejante.

Si el actual grupo gobernante asegura una parcialización a su favor en los tribunales superiores, podríamos presenciar un desbordamiento de acontecimientos que dejarían al próximo Presidente de la República con las manos atadas.

Así no podría iniciar la reversión del proceso que ha llevado a este país a los últimos lugares en educación, salud y vivienda, así como a los niveles más altos de corrupción y delincuencia que haya conocido la historia nacional. Con el control absoluto de los tribunales superiores, tampoco tendríamos forma de frenar el excesivo endeudamiento externo, aparte de que podría perpetuar la impunidad que tanto daño ha provocado.

Y eso no debe permitirse.
Hamlet Hermann
Hoy / http://hoy.com.do/opiniones/2011/8/14/388659/Las-unanimidades-son-siempre-sospechosas
Dibujo: Wilson Morfe

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