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viernes, 21 de septiembre de 2012

En la espiral de préstamos e impuestos acumulados, nunca se contempló invertir más en la educación




El FMI: ¿y el diablo?
La oposición política dominicana sólo habla de catástrofe
Hubo una época que llamar al Fondo Monetario Internacional (FMI), o que viniera por cuenta propia, era ver llegar el mismo diablo. El Fondo era sinónimo de imposición imperial, austeridad, impuestos y devaluación. En los últimos años, sin embargo, los técnicos del FMI llegan al país, se reúnen, evalúan, acuerdan y se van sin que se arme un titingó.

¿Por qué? ¿Es más benévolo ahora? ¿Cambió la sociedad dominicana?

Por la crisis financiera que explotó hace cuatro años en Estados Unidos, el FMI decidió apretar sin asfixiar.

La caída del consumo en las economías desarrolladas obligó a mantener cierta flexibilidad en el sistema económico mundial, de manera que no se generalizara la crisis. Esto favoreció a países como República Dominicana, que pudieron acceder a más recursos vía préstamos bancarios o la emisión de bonos soberanos. He ahí la facilidad con que Leonel Fernández endeudó el país en los últimos años.

Gran parte de esa deuda se contrajo para construir el Metro de Santo Domingo, otras obras de infraestructura, y subsidiar el sistema eléctrico. Mucho de ese dinero fue a parar en manos de peledeístas, reformistas, y otras fuerzas aliadas que acumulan riqueza desde el Estado.

El FMI se ha hecho de la vista gorda, aunque República Dominicana apareciera, en el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, como líder en malversación de fondos públicos y mala educación. Para cumplir con los requerimientos del FMI, el gobierno de Leonel Fernández impulsó varias reformas impositivas sin que se generaran amplias protestas. Una, porque en las más recientes no se aumentó el ITBIS, y dos, porque la oposición política es cadavérica. Sostener el ritmo de endeudamiento del Estado Dominicano ha dependido también de un flujo significativo de inversión extranjera que genera divisas y estabiliza el peso. Otra será la historia cuando se reduzca esa inversión o se repatrien muchos capitales.

En los últimos ocho años el país también se benefició de los efectos post-traumáticos de la crisis financiera dominicana de 2003-2004, que obligó a establecer controles bancarios. Cuando en 2008 explotó la crisis financiera en Estados Unidos, el sistema dominicano ya había sido rehabilitado y regulado.

Por su lado, la oposición política dominicana sólo habla de catástrofe. Consecuentemente, legitima la presencia del FMI como prueba fehaciente de que las cosas andan mal.

Cuando los técnicos del FMI aterrizan en República Dominicana, ya han sido bendecidos por el gobierno que siempre quiere recursos frescos, y por la oposición que siempre muestra un panorama nacional espantoso y dice no confiar en el gobierno para solucionar los problemas.

Ahora sucede lo mismo: el gobierno necesita dinero para cubrir sus déficits y negocia con el Fondo. Si las medidas de reajuste no son muy duras, se aprobarán con algunas críticas y muchas alabanzas. Si son duras, el horno se calentará porque en el país hay mucha fatiga social.

Algunos altos funcionarios gubernamentales se muestran sabichosos y buscan de excusa para aumentar los impuestos, la necesidad de recaudar más recursos para otorgar el 4% a la educación. Pero ojo, no hay que tragarse ese cuento. En la espiral de préstamos e impuestos acumulados, nunca se contempló invertir más en la educación.

El gobierno de Danilo Medina necesita dinero para pagar los préstamos contraídos por su antecesor, para subsidiar el ineficiente sector eléctrico, cubrir déficits presupuestarios incurridos en campaña electoral, y embarcarse en algunos grandes proyectos que permitan la acumulación de capital a cercanos colaboradores y contribuyan a gestar cierta legitimidad política.

Este círculo vicioso se mantendrá  hasta que el FMI decida apretar y asfixiar, sea en esta ronda u otra.
Rosario Espinal
Hoy Digital.com.do
Dibujo: Wilson Morfe
http://www.hoy.com.do/opiniones/2012/9/18/446894/El-FMI-y-el-diablo

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