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miércoles, 6 de marzo de 2013

Este es el país del asco y la pobreza espiritual



Lección moral de un contrato
El discurso de Danilo Medina el 27 de febrero debió estremecer todos los cimientos de la sociedad dominicana al revelar el contenido del  contrato de la Barrick Gold que otorga 97 de cada cien dólares de ingresos por la exportación de oro y otros metales, permitiéndole recuperar su inversión en apenas tres años.

Danilo dijo que los términos del contrato son “inaceptables” porque el oro y la plata de Pueblo Nuevo, Cotuí, pertenecen al pueblo dominicano. ¡Y a nadie más!

Ambas cosas están por verse. El tiempo nos dirá si de verdad está dispuesto a pelear con la multinacional hasta las últimas consecuencias.

Confío sin embargo (quiero creerle) en que los hechos se corresponderán con sus palabras y que se defenderá, como en Bolivia y Ecuador, los recursos naturales renovables y no renovables. Lamento, eso sí, que Danilo, ni las fuerzas políticas y sociales, hayan reprochado, con nombres y apellidos, a los culpables de un convenio tan nocivo.

¿Cómo es posible que el presidente de la República impartiera instrucciones para que el contrato se aprobara de urgencia? ¿Cómo es posible que él y su socio, el presidente de facto del PRD, se pusieran de acuerdo para darle una puñalada trapera a la patria de Duarte, sin recibir una condena popular?

¿Dónde estuvo el ministro de la Presidencia, el consultor jurídico del Poder Ejecutivo, el de Industria y Comercio, el de Minería, el de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el de Ética y Moralidad Pública…?

El presidente del Senado, que se hace llamar “senador ejemplar”,  ¿cómo pudo hacer esfuerzos para que se conociera y aprobara, a velocidad meteórica, un acuerdo tan lesivo a la patria? Lo mismo podría decir del presidente de la Cámara de Diputados y sus colegas. ¿Por qué se hicieron cómplices de esa barbaridad?

En cualquier otro país esos señores habrían renunciado a sus cargos por dignidad o por vergüenza. En cualquier otro país del mundo el pueblo,  a unanimidad, le habría pedido o exigido su renuncia.

Pero este es el país del asco y la pobreza espiritual.   ¡Aquí no pasa nada!
Juan Taveras Hernández (Juan TH)
El Nacional
http://elnacional.com.do/opiniones/2013/3/6/152984/Leccion-moral-de-un-contrato

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