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martes, 11 de junio de 2013

Premio a la impunidad


Negocios afortunados
Parece que consuelo y resignación es lo que se ha dejado como respiro a la población con los malos negocios. Se ha notado con los megaproyectos, pero también con la revisión y rescisión de contratos onerosos, algunos de los cuales, como el de Barrick Gold, Dovicon (Dominicana de Vías Concesionadas) y los del sector eléctrico. La revisión del convenio con la minera que explota los yacimientos  de Pueblo Viejo, Cotuí, y la rescisión del suscrito para la administración del sistema de peajes no es para aplaudir, sino para auscultar la indolencia de los negociadores de esos acuerdos con los intereses patrios. Y más de agregarse la estocada que representan los contratos que oscurecen el costoso y deficiente sector eléctrico.

Las ovaciones por el arreglo a que se llegó con la Barrick ha hecho que se olviden no sólo aspectos importantes, sino a los responsables de que se modificara en términos tan lesivos para el Estado el convenio que se había firmado con la compañía Placer Dome.

Y en cuanto a la decisión con Dovicon, que supone una injuriosa recompensa para la empresa de 135 millones de dólares, la respuesta, como si se tratara de un escenario de títeres, también ha sido la misma. Hay muchas aristas para una investigación. Se ha insistido  en que el consorcio no está integrado por inversionistas colombianos, sino por dominicanos que ocuparon importantes funciones en la gestión de Leonel Fernández. Ese elemento, así como el supuesto incumplimiento del acuerdo, había que transparentarlo siquiera por respeto a la opinión pública. Suena bonito que con la rescisión se evitara que la compañía se engullera más de 3 mil millones de dólares en 30 años a través de la administración de los peajes.

Y más lindo cuando se enfatiza en que esa economía puede utilizarse en el sector eléctrico y en el sistema sanitario. Pero ha hecho falta el ejemplo, toda vez que resulta inconcebible que antes de cumplirse un año no sólo se tuviera que rescindir un contrato, sino resarcir a la firma con la alarmante compensación de 135 millones de dólares. Con los contratos del sector eléctrico como una especie de asignatura pendiente si algo cabe es que el precio que se pague no constituya un premio para la impunidad.

Luis Pérez Casanova
( l.casanova@elnacional.com.do)
El Nacional
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2013/6/10/162301/Negociantes-afortunados

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