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martes, 9 de junio de 2009

El efecto bumerán de la carta pastoral



Cobarde bajeza
La carta de la Cancillería del Arzobisbado de Santiago, dirigida a todas las parroquias de esta ciudad para denostar a la diputada Magda Rodríguez Azcona, y a los diputados Dr. Gilberto Serulle Ramia y Demóstenes Martínez, por haber votado en contra del artículo 30 de la nueva Constitución, fue un atropello y una iniquidad que no ha tardado producir aquí los llamados frutos de “la ley cósmica”, es decir “recibir lo que se da y con creces”.

Las reacciones critican la maniobra como “una cobarde bajeza”, “voluntad de imponerse a rajatabla”, “operación muy poco cristiana”,  “soberbia e intolerancia”, “altanería de una jerarquía acostumbrada a mandar”, y muchos apelativos más que reclaman, en esencia, la falta de una actitud cristiana en la institución que debiera promoverla.

Los comentarios van desde la misma feligresía, hasta personas que, siendo o no creyentes, respetan la libertad de cultos, y son en el sentido de comentar las maneras en que una parte de la jerarquía católica romana se ha propuesto defender la milenaria supremacía sobre todo concepto, con una suficiencia despectiva, frenética y sin medir consecuencias .

Muchas son las personas que, como mi querida y pacifista amiga Mildred, piensan que al dejarse llevar por el ánimo del poder interesado, el grupo consagrado, no consideró los principios y valores fundamentales de la vida en  la sociedad, en la libertad y en el respeto, y mostró tal pobreza espiritual, que se les está devolviendo como un bumerán. Y tendrán que atajar!

(Un bumerán, es un objeto que tras ser lanzado regresa a su punto de origen, siendo particularmente peligrosa la manera de recibirlo, en una atrapada que por su exigida experticia, se constituye en un deporte de competencias y puntuaciones. 

El Diccionario Babylon Inglés Español, indica que se dice en español bumerang, boomerang o bumerán, lo define como un arma australiana en forma de ángulo que una vez arrojada vuelve al quien la lanza; y agrega que de manera figurativa, es lo que vuelve y daña al quien lo creó; también, que significa, salir el tiro por la culata, salir al revés, tener efecto retroactivo, o traer consecuencias).

Eso sí, el impacto de tanta ineptitud debiera conmover a aquellas personas que están dentro de la Iglesia Católica con fe practicada en gestiones altruistas de amor universal, pero que hace mucho ejecutan una ética del silencio compartida en actos litúrgicos que crea una pobre autoestima propia y colectiva para doblegarse y disminuir el respeto propio y colectivo.

Y acerca de la lectura de la carta, nos recuerda Mildred que hay sacerdotes que se atrevieron y no leyeron la carta en sus oficios; otros que lo hicieron con sabor amargo, vergüenza, dolor, y desarraigando un poco su identidad; una parte de la feligresía reaccionó  enfrentado a los sacerdotes una vez terminadas las misas; otras personas ni quieren hablar del tema, “por lo poco que pueden hacer”; hay grupos creyentes de base que se oponen y encuentran absurda la misiva, pero temen decirlo; hay  religiosas que entienden las circunstancias que se pueden presentar para justificar un aborto, pero se autoamordazan. Hay debilidades humanas de algunos pastores de alta jerarquía que afectan la credibilidad y la confianza.

La pretensión de que a una mujer, en las circunstancias en que se está solicitando, se le permita elegir si quiere vivir y parir o no, no es una propuesta de respeto? La realidad de que una mujer que se embarace en circunstancia extrema de violencia, deba obligarse a llevarlo a término, aunque sea fruto de la mayor de las violencias y hasta de su propio padre o familiar, y a pesar de que signifique para ella morir, eso sí es un crimen! ¿Es tan difícil  entenderlo?
Susi Pola 
El Nacional
9 Junio 2009

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