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miércoles, 17 de febrero de 2010

El endurecimiento de nuestra deuda externa



La deuda con EE.UU. representa apenas 5.3% de la deuda total de RD

El repago de la deuda externa e interna del sector público no financiero, que incluye al gobierno central y a las demás instituciones cuyos gastos son cubiertos con recursos del presupuesto nacional, absorbe ya alrededor de un 43% de todos nuestros ingresos fiscales.


Ese problema no se debe tanto al monto total de la deuda, o a su valor expresado como por ciento del PIB, o a la amortización anual requerida como proporción de nuestros ingresos en divisas, sino a que cada día más una proporción mayor de la misma está representada por préstamos “duros”, tanto en cuanto al plazo de repago, que no es largo, como a su alta tasa de interés y el reducido período de gracia sin amortizaciones, como también por representar compras de bienes y servicios no sujetos a licitación internacional y, consecuentemente, abultadas. 

 Esos préstamos “duros” son bilaterales, es decir que se han tomado de empresas o bancos privados de un país y éstos a su vez obtienen la garantía de sus gobiernos. Tal es el caso de préstamos de bancos privados comerciales españoles (ahora está de moda el Deutsche Bank), con garantía contra riesgos políticos de una agencia semi-estatal española, los préstamos de empresas constructoras brasileñas como Odebrecht, con garantía de un banco estatal brasileño y los préstamos norteamericanos de suplidores privados financiados por el Eximbank, un banco estatal.

Desde el gobierno de Hipólito Mejía hasta el presente este tipo de préstamos, que hasta se han utilizado para adquirir equipamiento militar, ha aumentado muchísimo, representando a septiembre del año pasado un 33%, es decir una tercera parte, del valor total de la deuda externa del sector público no financiero, excluyendo las deudas del Banco Central, del Banco de Reservas, el Banco Nacional de Fomento de la Vivienda y la Producción y otras instituciones que no reciben recursos del presupuesto nacional.

Otros préstamos “duros” son los representados por créditos tomados a bancos comerciales, sin garantías de agencias gubernamentales extranjeras, así como los bonos soberanos. Esa proporción ya representa un 20% de la deuda total, por lo que los préstamos “duros”, que tienen que ser amortizados rápidamente y a altas tasas de interés con breves períodos de gracia, ya suman un 53% del total de la deuda externa.

En la década entre los años sesenta y ochenta el grueso de nuestra deuda externa estuvo representado por préstamos a muy largo plazo, con muy bajas tasas de interés y largos períodos de gracia, amparando compras de bienes y servicios bajo licitación internacional. Tal fue el caso de los préstamos del BID, el Banco Mundial, la AID, el Banco Europeo de Inversión (BEI) y la PL-480.  Esos préstamos concesionales hoy día tan sólo representan un 26% de nuestra deuda total, a los que habría que agregar los financiamientos blandos de Petrocaribe que ya representan un 20% de la deuda total.

Otro factor que ha contribuido al endurecimiento de la deuda lo ha sido el muy fuerte crecimiento de la deuda interna, representada por bonos emitidos y préstamos tomados a bancos locales.  Por cada dólar que hoy día debemos en el extranjero ya adeudamos el equivalente, en pesos dominicanos, de 59 centavos de dólar en deuda interna.

También han surgido fuertes cambios con grandes implicaciones geopolíticas.  En los años sesenta y setenta casi todos nuestros compromisos eran con agencias norteamericanas y bancos de ese país.  Hoy en día la deuda con Estados Unidos apenas representa un 5.3% de la deuda total, en comparación con el 19.8% adeudado a Venezuela.  Mientras nos ha tomado casi 50 años endeudarnos con Estados Unidos por un monto que apenas representa hoy un 5% de la deuda total, con Venezuela, bajo PetroCaribe, en 6 años le hemos tomado el equivalente a casi un 20% de la deuda total.

¿Cuándo vendrá la próxima renegociación de la deuda externa al no contar en el presupuesto con recursos suficientes para amortizar lo que ya debemos?  Un 61% de ella, excluyendo lo adeudado al Banco Central, vence dentro de los próximos cinco años.
Bernardo Vega
Hoy Digital

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