Páginas

jueves, 5 de agosto de 2010

Panfletos




UNO
La asignación presupuestaria del hospital Nuestra Señora de Reglas, en Baní, es inferior al salario del ministro de Hacienda, Vicente Bengoa.

Este es un hospital regional, recibe miles de gente de varias provincias del sur, y el monto que se le asigna apenas llega a 900 mil pesos.

El nivel de gastos y privilegios de los funcionarios públicos en nuestro país es violencia institucional contra los más pobres.

Porque no sólo es el salario, superior incluso a los de los países más ricos del mundo, sino las tarjetas de crédito usadas hasta la saciedad, los vehículos de lujo, los choferes y guardaespaldas, las dietas por los numerosos viajes al exterior, y un sombrío excétera que ha degradado como nunca la vida social.

Un ministro es un sujeto plural que le muestra el trasero a la nación, y cuyo desprecio por la pobreza solemne de este país se refleja en el derroche de los recursos públicos.

¡Abusadores, sinvergüenzas, han convertido este país en una metáfora del derroche! Y la pobreza observa, impotente, recostada de un residuo inocente de la rebeldía.

DOS
Un pasaje de la obra infantil Alicia en el país de las maravillas” puede ser tan oscuro como una reflexión filosófica. Se trata del diálogo con el Gato de Cheshire: “¿Quiere decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí?/ Eso depende de adónde quieras ir- contestó el Gato./Me da igual un sitio que otro…/ Entonces es lo mismo un camino que otro/…con tal de llegar a alguna parte- añadió Alicia a manera de explicación”

Los dominicanos somos la Alicia que interroga al Gato, ansiosos de ver el camino, con tal de llegar a alguna parte. ¡Oh, Dios!

TRES
Entre el espesor del símbolo y el aburrimiento de la indiferencia, quizás ya es hora de que los pendejos dominicanos salgan a las calles a demostrarle a los corruptos que hay una larga deuda social acumulada.

Quizás las tantas burlas de los políticos corruptos haga pasar a los pendejos dominicanos de objeto, a conciencia.

Ningún tiempo como el presente para que los pendejos, por fin, se nieguen al intento de situar la historia como si la corrupción fuera una naturaleza, una esencia de la dominicanidad. Son los corruptos quienes creen que el pendejo es un pendejo por naturaleza.

CUATRO
¡Pendejos dominicanos, uníos!

Hay que desmontar la subversión aguda de las relaciones sociales, mediante las cuales una y otra vez, se legitima el engaño, la burla y el latrocinio de la cosa pública.

Ya basta de observar callados a tantos turpenes que se roban el patrimonio social, sin que la justicia centelleante de los hombres y las mujeres les alcance la solapa del saco mal habido.

¡Es hora de que hablen los pendejos!
Andrés Luciano Mateo
Sobre el tiempo presente
Clave Digital
http://www.clavedigital.com/App_Pages/opinion/Firmas.aspx?Id_Articulo=18298

No hay comentarios:

Publicar un comentario