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lunes, 18 de octubre de 2010

Así no se puede vivir



Autopista Duarte en condiciones deplorables
Las condiciones en que se encuentra la carretera Duarte cuando se entra a la Línea Noroeste son verdaderamente deplorables. Especialmente, el tramo que comienza en Laguna Salada, pasando por Jaibón, Hatillo Palma, Doña Antonia, La Guajaca y Villa Elisa, lo que pudimos constatar con nuestros propios ojos.

La carretera y sus ramales que une desde Villa Elisa con las comunidades costeras, como Agua de La Palma, Agua de Luís, El Papayo, Estero Hondo, El Guayo, El Copey, Sabana Cruz, Buen Hombre, entre otras, están aún mucho más deplorables. Es como si hayamos condenado a esa parte de la población dominicana al olvido más absoluto.

Esa carretera que sale de Villa Elisa y conecta con Punta Rusia es de apenas 20 kilómetros. Se trata de una zona turística por las playas, pero además, se trata de comunidades trabajadoras que viven y producen muchos de los bienes que consumimos en el país. Esa es una zona ganadera, tabaquera y de productos para la alimentación.  Es una población que ha progresado en base al trabajo duro, que merece una mejor atención del Gobierno. Sin embargo, esa parte del país está abandonada a su suerte, pese a que esas carreteras tienen condiciones de base para ser arregladas racionalmente con pocos recursos. Casi seguro que hace más falta de voluntad  que de dinero para arreglar esas carreteras y hacer más digna la forma en que vive esa gente.

Viviendo en esas condiciones se mata la fe del presente y del porvenir. Es difícil creer que se puede tener futuro.

Vale la pena que el Gobierno, particularmente, el presidente Leonel Fernández, se cercioren de las condiciones deplorables e indignas en que están sometidas esas comunidades de la Línea Noroeste del país y procurar una solución.


Editorial El Nuevo Diario
El Nuevo Diario

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