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jueves, 11 de noviembre de 2010

Desempleo o movilidad social


Tocando fondo
Casi todos los que tienen menos de 30 años están en la vorágine de la movilidad social descendiente, es decir que vivirán peor que lo que lo han hecho sus padres. Y, más trágico todavía, aquellos que tienen más de 45 años y están desempleados, no les queda más que meterse al comercio de la política o a algún tipo de delincuencia.

Es que nuestra economía, o más bien la capacidad de nuestros gobernantes para dirigir, ha tocado fondo.

No hay ningún proyecto de empleo importante por parte de los administradores del Estado, ni por la iniciativa privada.

Todo es chanchullos por aquí, chanchullos por allá, y mientras tanto nuestra sociedad se va a la deriva.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha recibido un baño de realidad en la última llamada a electores en su país, pues creía, y todavía cree, que ser líder consiste en “persuadir a la gente, darles confianza, y hacerles sentir unidos”, y no en ser capaz de hacer que funcione una maquinaria, un proyecto y,  sobre todo, cumplir las promesas por las que consiguió el empleo.

Una de las frases que usó Obama en su entrevista para 60 minutes en CBS es la de que “reconoce que ha perdido el toque especial que tenía durante la campaña electoral, o de que ha sido incapaz de vender bien sus éxitos”. Este uso de la percepción parece que ha sido la moda, pues tanto Obama, Zapatero y nuestro presidente Fernández es lo que han hecho, vender una percepción y nada más que eso, percepción. Lo que se necesita es empleo, empleo y más empleo, pues si no, no funciona todo lo otro.

Nuestra juventud no tiene un proyecto por el que sentirse motivada. Están viendo su vida futura como una pesadilla que pasará, ni siquiera como un juego electrónico en el que vas derribando obstáculos, no, es un juego donde lo van derribando a ellos en su autoestima, en su fe en la patria.

Hay en el empleo, tanto de libertad como lo hay en la juventud.

El empleo es la base de las sociedades en las que queremos vivir y desarrollarnos, para no caer en sociedades como las de la Cuba y Venezuela actuales.

Mientras, nuestro presidente Fernández, convertido en el hermano mayor de la cofradía del Santo Derroche debe estar oyendo la voz de los mercados, oferta y demanda, y si no hay empleo no hay ninguna de las dos, y si no hay ninguna de las dos no hay gobernabilidad posible.

Así que no se preocupen los que piensan que se quiere reelegir, el lío que está dejando no lo va a afrontar él, que se fastidie otro.


Fernando Casanova y Yaca
elCaribe
Caricatura: Del libro "Langer", Manual de Historia Argentina, Ed. Pequeño Editor.

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