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miércoles, 8 de junio de 2011

Omega es la Lady Gaga criolla



El mambo


El controversial intérprete de música urbana Antonio Peter de la Rosa (Omega) regresó ayer al país por el aeropuerto Las Américas sin cumplir ninguna inspección migratoria ni que sus maletas  fueran revisadas y se dice que  salió de esa terminal escoltado por autoridades como si se tratara de un jefe de Estado.

Sin importar el contenido del equipaje del señor Omega ni de su trascendencia artística, esa irregularidad raya en el escándalo y  refleja  la carencia de controles o los privilegios que se dispensan a  pasajeros influyentes a los que se procura en las escalinatas del avión sin que nadie se atreva a  hurgar en sus maletas.

Más grave aun es la versión de que un general  retirado habría  influido para que  ninguna autoridad fiscalizara  el ingreso de ese artista ni le tomara  una declaración aduanal como se exige a todos los  visitantes nacionales o extranjeros.

Los  salones  en el aeropuerto Las Américas reservados para  personal diplomático, legisladores, ministros  e invitados especiales, tienen un estricto protocolo que, penosamente, no se cumple, por lo que  esas salas  son usadas  con frecuencia para despedir o recibir a personas que no llenan tales requisitos o para poder  evadir controles aduanales en el ingreso de maletas.

El escándalo que ha significado la denuncia de que  el mambero Omega  pudo salir de esa  terminal en compañía de un general retirado sin  ser objeto de  fiscalización a su persona o equipaje ha puesto al desnudo un mayúsculo desorden  que  colocan en  estado de vulnerabilidad los canales de seguridad de ese aeropuerto.

Hay que entender lo que ocurre o puede ocurrir en un aeropuerto  donde  cualquier oficial, político, funcionario o gente influyente se coloca por encima de la autoridad para  que un viajero viole controles migratorios, aduanales o de seguridad, que incluye la no revisión de los equipajes.

Se requiere una exhaustiva investigación en torno a tan escandaloso caso, que parece ser la punta  del iceberg de una práctica cotidiana que implica a mucha gente y que reporta beneficios a particulares y problemas de seguridad a las terminales  aeroportuarias.

Si el señor Omega se considera con tanto poder para  anular los sistemas de controles y seguridad del aeropuerto Las Américas, hay que imaginarse qué podrían hacer otros personajes que  tocan un mambo más fuerte y de mayor influencia.

Editorial El Nacional
Caricatura: Cristian Hernández

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