Para imitar lo mejor posible a la realidad, el equipo de la Universidad Estatal de Nueva York , utilizó genitales de látex y una mezcla de almidón maíz y agua (en sustitución del verdadero semen). Se demostró que aquellos 'órganos' que tenían un glande más marcado, eran capaces de extraer el 90% de la masa depositada anteriormente. Sin embargo, aquellos falos en los que la ranura que se forma por la unión del glande con el tronco del pene no era muy profunda, sólo fueron capaces de retirar un 35%.
El director del estudio, Gordon Gallup, apunta que además de la forma y el tamaño, “el empuje durante el coito también es muy importante para ‘limpiar’ el aparato reproductor femenino del semen de parejas anteriores”. Introduciendo sólo el 75% del ‘falso pene’ utilizado en el estudio sólo consiguieron retirar el 40% del la masa de maíz.
Otra de las conclusiones del estudio publicado por la revista Evolution and Human Behaviour que confirman que la lucha por la paternidad es un instinto aún vivo, es que los estudiantes que participaron en él reconocieron que el sexo era más enérgico bajo la sospecha de que la mujer pueda ser infiel, o ante un distanciamiento “con la intención inconsciente de purgar la vagina de su pareja”, explican los investigadores.
Sin embargo algunos expertos en urología, ponen en duda que la forma actual del pene se relacione con este fin. El doctor Colm O´Mahony, director de la Asociación Médica Genito-urinaria del Reino unido ha dicho a la BBC que “la teoría parece falsa”. “Si el hombre sigue empujando tras la eyaculación, estaría sacando su propio semen”.
El Mundo.es
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