Sin que la población se recupere del asombro por el decomiso el jueves en el aeropuerto de La Romana de 20 maletas con mil 67 kilos de cocaína que iban a ser trasladadas en un avión privado a Bélgica, se anunció ayer la incautación de otros 58 paquetes de la droga en la terminal Las Américas, que serían enviados a Puerto Rico, en inusitado trasiego de fin de año del narcotráfico internacional.
Aunque se ha dicho que con relación a esos y otros casos de confiscación de drogas en terminales aéreas son investigados pilotos, empleados, agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y del Comando de Seguridad Aeroportuaria (Cesa), las autoridades no han revelado ningún nombre ni mucho menos sometido a nadie a la justicia.
Sorprende el hermetismo oficial en torno a las identidades de las personas físicas o jurídicas que contrataron el avión que transportaría los más de mil kilos de cocaína a Bélgica, tripulación, oficiales de la DNCD y del Cesa que permitieron el ingreso a la terminal de 20 maletas repletas de drogas.
En cuanto a la droga incautada en Las América tampoco se ha revelado el nombre del piloto ni la procedencia de la avioneta que llevaría el alijo a Puerto Rico ni mucho menos la gente involucrada en ese trasiego, como tampoco se ha dicho mucho en torno al contrabando de cocaína que se intentó enviar a Estados Unidos dentro de un cargamento de rulos.
La presteza de la DNCD en identificar con nombres y apellidos a personas que detienen con algunos gramos de cocaína contrasta con su proverbial silencio cuando se trata de casos de marca mayor, en el que podría estar involucrado personal de esa agencia o de otros órganos relacionados con la operación o seguridad de puertos y aeropuertos.
La ciudadanía desea y merece saber quiénes son investigados con relación a ese festival de drogas, incluidos propietarios de aviones, pilotos, empresarios, personal civil o militar o quien sea, porque la ley debería tener alcance para todo infractor, sin importar condición social, política, económica, religiosa o de estrellas en el uniforme.
Si se tiene el valor cívico de presentar ante la opinión pública a un Juan Sin Nombre, deberían las autoridades proveerse de los pantalones pertinentes para presentar a quienes se creen con poder o influencia como para colmar los aeropuertos de drogas.
Las estadísticas sobre narcotráfico señalan que por cada alijo decomisado al menos cinco logran pasar los controles oficiales. Si así fuera no hay dudas de que República Dominicana ha sido convertida en uno de los más activos puertos internacionales de trasbordo de drogas, mientras las autoridades insisten en presentar a sardinas y esconder a los tiburones.
Editorial El Nacional
Caricatura: Cristian Hernández
http://elnacional.com.do/editorial/2011/12/19/105352/Tiburones-y-sardinas
dondee sera que llegara la justicia de rep. dom. da pena y verguenza que casos asiii esten pasando aqui... respetenn, fracasados
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