Páginas

sábado, 3 de octubre de 2015

Toña la Negra: Pesar / Audio


PESAR
El dolor que has dejado en mi vida con tu indiferencia
no lo puedo arrancacar tan siquiera ni un momento de mi,
y tan solo un inmenso penar que tortura mi alma,
se ha quedado en mi vida después de dejarme tu amor.

Sin motivo ninguno rechazas mi amor que es sincero,
sin tener compasión me desprecias y me das tu olvido.
Me abandonas y al abandonarme me mata la pena,
de perder para siempre tu amor que soñé eternamente.

Y tan solo un inmenso penar que tortura mi alma.
se ha quedado en mi vida después de dejarme tu amor.

Sin motivo ninguno rechazas mi amor que es sincero,
sin tener compasión me desprecias y me das tu olvido.
Me abandonas y al abandonarme me mata la pena,
de perder para siempre tu amor que soñé eternamente.



Tema: Pesar
Compositor: Bullumba Landestoy (do)
Ritmo: Bolero
Tema extraído de vinil de 78 / RPM
Webmaster: Marihal / Desde La República Dominicana
Publicado originalmente el 22 de enero de 2012.

10 comentarios:


  1. ¿Dónde está mi vida, di?
    ¿Tú sabes por dónde anda?
    ¿Está alternando con pájaros
    por las salas de los aires?
    ¿Está flotando en el agua?
    ¿Está enterrada en la tierra,
    esperando a que le salgan
    las flores que se prometen?
    Ni en agua en aire o en tierra
    está mi vida. La tienes
    tú, toda entera entregada.
    Yo no la llevo en mi cuerpo.
    Tú la tienes. Ella es
    lo que tú estés ahora haciendo
    con ella dentro de ti.
    ¿Está alegre o está triste?
    Yo no me atrevo a tener
    alegrías o tristezas,
    sin preguntarle a tu alma
    por el color de mi vida.
    Por eso tampoco tengo
    mi muerte aquí en este pecho.
    Tú, que posees las magias
    que le dan vida a mi vida,
    tienes las flechas, también,
    con que mi vida se mata.
    Flechas de tu voluntad,
    aceros de tu mirada
    que si un día lo decides
    vendrán a mí disparadas,
    a matar a un ser ya muerto,
    muerto ya cuando le toque
    en la carne la saeta.
    Porque yo me moriré
    antes de sentir la muerte
    aquí, donde está mi cuerpo,
    desde el momento en que tú
    me hayas matado en tu alma.

    (Pedo Salinas, Largo lamento, 1936-1939)

    ResponderEliminar
  2. Cuando cierras los ojos
    tus párpados son aire.

    Me arrebatan:
    me doy contigo, adentro.

    No se ve nada, no
    se oye nada. Me sobran
    los ojos y los labios,
    en este mundo tuyo.

    Para sentirte a ti
    no sirven
    los sentidos de siempre,
    usados con los otros.

    Hay que esperar los nuevos.

    Se anda a tu lado
    sordamente, en lo oscuro,
    tropezando en casos,
    en vísperas; hundiéndose
    hacia arriba
    con un gran peso de alas.

    Pedro Salinas (es) [1891 - 1951]

    ResponderEliminar
  3. Si el hombre (y la mujer) pudiera decir lo que ama,
    si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
    como una nube en la luz;
    si como muros que se derrumban,
    para saludar la verdad erguida en medio,
    pudiera derrumbar su cuerpo,
    dejando sólo la verdad de su amor,
    la verdad de sí mismo,
    que no se llama gloria, fortuna o ambición,
    sino amor o deseo,
    yo sería aquel que imaginaba;
    aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
    proclama ante los hombres la verdad ignorada,
    la verdad de su amor verdadero.
    Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
    cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
    alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
    por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
    y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
    como leños perdidos que el mar anega o levanta
    libremente, con la libertad del amor,
    la única libertad que me exalta,
    la única libertad por que muero.
    Tú justificas mi existencia:
    si no te conozco, no he vivido;
    si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

    (Luis Cernuda, Los placeres prohibidos, 1931)

    ResponderEliminar
  4. Estoy tan llena de ti; de tu ausencia, que no sé mirar el mundo sólo con mis ojos, te necesito a ti para entenderlo. Sin ti no soy nada.

    ResponderEliminar
  5. Me acostumbré a no verte.
    Se me agotó la capacidad de perdonarte.
    Tantas vueltas has dado buscando lo que ya tenías,
    que te quedaste al fin sin ellos y sin mi.
    Ya no significas nada.
    Ya no te necesito a mi lado.
    Ya no te quiero ni quiero que me quieras.

    ResponderEliminar
  6. Mi incapacidad de llegar a ti hace que la veas como una traición. Si ese es tu deseo lo respeto. Seguiré viéndote como un ser maravilloso y te deseo lo mejor del mundo donde sea, como sea y con quien sea.

    ResponderEliminar
  7. El alma tenías
    tan clara y abierta,
    que yo nunca pude
    entrarme en tu alma.
    Busqué los atajos
    angostos, los pasos
    altos y difíciles...

    A tu alma se iba
    por caminos anchos.
    Preparé alta escala
    -soñaba altos muros
    guardándote el alma-
    pero el alma tuya
    estaba sin guarda
    de tapial ni cerca.

    Te busqué la puerta
    estrecha del alma,
    pero no tenía,
    de franca que era,
    entradas tu alma
    ¿En dónde empezaba?
    ¿Acababa, en dónde?
    Me quedé por siempre
    sentado en las vagas
    lindes de tu alma.

    (Pedro Salinas, Presagios, 1923)

    ResponderEliminar

  8. Sé que has vuelto
    a quererme enamorar.
    Sé que has vuelto
    a quererme ilusionar

    Pero ya tus mentiras
    estoy harto de escuchar.
    Prefiero la soledad
    antes que estar contigo
    volcándome tu maldad.

    Sé que has vuelto
    para que yo te perdone
    pero es difícil perdonar
    cuando aún esta el pasado
    por solucionar.

    ResponderEliminar
  9. Nada ni nadie en este mundo puede asemejársete, eres un ser absolutamente excepcional. Cómo iba a pensar en nadie más, si desde que te conocí me has hecho sentir una persona totalmente plena.
    Sabes que me muero por verte, pero parece que te gusta el juego de “la gallinita ciega”, con los ojos tapados, dando vueltas, intentando encontrarte… pero tú nunca estás dentro del juego. Siempre lo observas todo desde el exterior.

    ResponderEliminar
  10. Nunca me pidas que no te quiera...nunca lo conseguirás.

    ResponderEliminar