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viernes, 3 de febrero de 2012

Distintos y curiosamente similares



Un extraño parecido
Escribí una vez que me han preguntado si noto alguna diferencia entre el presidente Leonel Fernández y su antecesor, Hipólito Mejía, y mi respuesta ha sido negativa. Me ha costado, en efecto, encontrarlas. Las que pudieran existir están relacionadas más con rasgos de la personalidad que con sus actitudes y el tratamiento de los problemas nacionales.

Fernández suele ser un hombre más calmado, Mejía más sincero. Fernández tiende un muro impenetrable a su alrededor lo que dificulta llegar a él. Mejía deja ver todo lo que hay dentro de sí. El primero prefiere el silencio. El segundo no puede dominarlo. Fernández tiene un sentido de racionalidad que pauta su accionar público. Mejía es esclavo de sus emociones. El presidente  por lo general tiene control sobre lo que dice. El expresidente responde a cuanto se le pregunta. Fernández calcula. Mejía sólo resta y suma. Un frío intenso, como el de un iceberg, se siente en torno a Fernández. Una llama intensa alrededor de Mejía. Fernández mira de soslayo cuando saluda y estrecha la diestra. Mejía se confunde en un abrazo. El primero ama la soledad (no la del "poder" que ya sufriera), donde parece encontrar su fuerza. El segundo halla más placer en compañía. Uno abrevia en las bibliotecas. El otro en el verdor de la campiña. Uno juega con las palabras. El otro va directo al grano. Fernández impresiona. Mejía encanta. El mandatario convence con el verbo. Su antecesor con una mirada viva o un chiste picante. Uno es cerebral. El otro enseña el corazón. El primero lee y escucha. El segundo habla y actúa. Fernández está a gusto en el Palacio. Mejía demanda compañía. Uno un muro, el otro un manantial.

Dos hombres  en apariencia  distintos y curiosamente tan similares que han tenido la carga de gobernar el país. El primero por casi doce años el segundo hasta ahora sólo por cuatro. Fuera de ahí, ¿cuáles son las diferencias?
Miguel Guerrero
La Columna de Miguel Guerrero
Caricatura: Harold Priego / Diógenes & Boquechivo / Diario Libre

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