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viernes, 6 de julio de 2012

No imitemos al cuervo que le saca los ojos a quien le da de comer



Los ingratos
Los  malagradecidos  existen por doquier y muchas veces fingen, desdoblando su personalidad y cuando dejamos de hacer algo a su favor olvidan los favores, viviendo su propio yo, que tratadistas en medicina forense llaman “Ideas delirantes y juicios irracionales”. Los ingratos no asimilan  las buenas obras y consejos, y lo peor de ello es que siempre pretenden tener razón. Hasta tratan de herir sin poder, desconocen la sinceridad, la verdad. Opinan de lo que no saben ni comprenden, arrastrándose como culebras venenosas antes “nuevos amigos”, pintándoles mariposas en el aire.

 La mayoría de ingratos son susceptibles, ególatras y sentimentales a su conveniencia, volubles, fingidores de realidades, dizque orgulloso, no revisan su conducta ni accionar y su ego-sum los induce a no vivir en paz, porque se convierten en jueces y partes de sus comportamientos impropios, conocen poco el respeto asimismo,  y dormir tranquilo junto a los hados de su conciencia, no saben reconocer sus errores y falsías, ni disculparse, porque su vano error los hace cada día más pequeños.

A los desagradecidos hay que mantenerlos a distancia, usando la indiferencia cuando meten los pies (patas), obnubilan su mente, transforman su psiquis frente  a quienes les han favorecido en diferentes formas, a veces inventan mentiras, y cometen infamia, menosprecian, vituperan porque su ingratitud y a veces la opulencia les hacen sentirse por encima de los demás, porque la verdadera grandeza humana está en el trabajo digno,  la moral, la verdad, honradez, no pensar en tantos bienes, y como dijo  Cervantes: “El mayor pecado de la sabiduría es ser  desagradecido” y Séneca refería: “Ingrato es, el que solo en secreto es agradecido”.

 La gratitud para quienes las practican, es la virtud por lo cual una o varias personas reconocen los servicios y favores recibidos y nace del corazón, no significa devolver nada, sino que el agradecido por lo menos tenga atenciones con quien le ha profesado ayuda, generosidad y solidaridad en cualquier momento, sobre todo en los difíciles.

De los ingratos es saludable, sin revanchismo, alejarse un poco,

 Por eso la Biblia llama a los chismosos “sueltos de lengua”, comparándolos a una persona perversa que se aparta de los mejores amigos. Algunos de ellos  conocen  como en el tiempo y a base de seguridad, hipocresía social, y falsa. Ojalá podamos todos y todas procurar mostrarnos tal cual somos, con pureza serena, como la de un  niño, y cando se nos mire a los ojos, pueda expresarse lo mismo que una vez se dijo de los ojos de un perro: “Sus ojos son la transparencia pura de un ser que quiere, que ama, que siente, que agradece (libro Jornada del doctor Domingo Peña Nina).

Procuremos tener amigos y hasta algunos familiares bien agradecidos, no imitemos al cuervo que le saca los ojos a quien le da de comer.
Domingo Porfirio Rojas Nina
El Nacional
http://elnacional.com.do/opiniones/2012/7/6/127078/Los-ingratos

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