Desde el inicio de la nación dominicana en 1844 han ocurrido cuatro asesinatos de presidentes en el poder. En apenas 97 años tres fueron víctimas de acechanzas y uno de ellos fusilado sin que mediara ningún juicio de por medio. Cabe resaltar que desde 1961 hasta la fecha no han ocurrido semejantes incidentes, aunque sí han habido aprestos, confesados por los complotadores, como en el caso del extinto Joaquín Antonio Balaguer Ricardo.
Ulises Hilarión Heureaux Lebert conocido como Lilís (1845 - 1899) fue un militar y político dominicano. Presidente de República Dominicana desde el 1 de septiembre de 1882 al 29 de enero de 1883, desde el 6 de enero al 27 de febrero de 1887 y nuevamente desde el 30 de abril de 1889 hasta su asesinato en 1899. Su forma de gobierno dictatorial condujo al país a la bancarrota, situación que provocaría una fuerte inestabilidad política y sería la causa principal de la posterior intervención norteamericana de 1916.
Murió por los disparos iniciados por Jacobito de Lara, hijo del compadre de Lilís, don Jacobo de Lara. De acuerdo con el historiador Luis Felipe Mejía en su obra “De Lilís a Trujillo”, la lista de los conspiradores la encabezaron Horacio Vásquez y Ramón (Món) Cáceres quien había organizado la conjura en su natal Estancia Nueva. Otros conspiradores se hallaban en plena adolescencia: Casimiro Cordero, Pablito Arnaud, Vicente y Blas de la Maza, Doroteo Rodríguez y los hermanos Ramón y Jacobito de Lara, el último de diez y siete años.
Colaboraron con ellos, además, los señores Evaristo Nivar y don José Brache, Secretario de la Gobernación de Moca, quien se encargó de avisarles el momento oportuno para el tiranicidio. Todos ellos eran expresión de una juventud idealista, quienes firmes y resueltos, optimistas y desafiantes decidieron en una reunión vespertina poner fin a la larga noche de opresión que arropaba al pueblo dominicano. Ni los dineros de los empréstitos, ni sus espías, y mucho menos el poder militar con que contaba, pudieron impedir su muerte. Con este magnicidio se comenzó a reivindicar la libertad conculcada.
Murió por los disparos iniciados por Jacobito de Lara, hijo del compadre de Lilís, don Jacobo de Lara. De acuerdo con el historiador Luis Felipe Mejía en su obra “De Lilís a Trujillo”, la lista de los conspiradores la encabezaron Horacio Vásquez y Ramón (Món) Cáceres quien había organizado la conjura en su natal Estancia Nueva. Otros conspiradores se hallaban en plena adolescencia: Casimiro Cordero, Pablito Arnaud, Vicente y Blas de la Maza, Doroteo Rodríguez y los hermanos Ramón y Jacobito de Lara, el último de diez y siete años.
Colaboraron con ellos, además, los señores Evaristo Nivar y don José Brache, Secretario de la Gobernación de Moca, quien se encargó de avisarles el momento oportuno para el tiranicidio. Todos ellos eran expresión de una juventud idealista, quienes firmes y resueltos, optimistas y desafiantes decidieron en una reunión vespertina poner fin a la larga noche de opresión que arropaba al pueblo dominicano. Ni los dineros de los empréstitos, ni sus espías, y mucho menos el poder militar con que contaba, pudieron impedir su muerte. Con este magnicidio se comenzó a reivindicar la libertad conculcada.
Ramón (Mon) Cáceres.
Ramón Arturo Cáceres Vásquez (15 de diciembre de 1866 - 19 de noviembre de 1911) "Món Cáceres". fue un político dominicano, Presidente y Ministro de Guerra y Marina de la República Dominicana. Sus padres fueron Manuel Altagracia Cáceres; y la señora Remigia Vásquez. Contrajo matrimonio con Narcisa Ureña Valencia. Asesinado por el general Luis Tejera y un grupo de seguidores del expresidente Horacio Vásquez el 19 de noviembre de 1911, en los alrededores del balneario de Güibia, frente a la casa de Francisco J. Peynado. Su padre, fue un presidente anexionista que gobernó en 1868 y murió asesinado por órdenes de Lilís Heureaux.
Rafael Leónidas Trujillo Molina, en la fortaleza Ozama. Foto: Arq. Raifi Genao / La Venda Transparente
Rafael Leónidas Trujillo Molina (24 de octubre de 1891 - 30 de mayo de 1961) fue un militar y político dominicano. Dictador del país como generalísimo del ejército, gobernó desde 1930 hasta su asesinato en 1961, por un grupo conformado por Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, Manuel Cáceres Michel («Tunti»), Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama Tió, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda. Murió de siete balazos en su cuerpo.
Si bien no era Presidente al momento de su ajusticiamiento, era más que eso, el dueño del país.
Si bien no era Presidente al momento de su ajusticiamiento, era más que eso, el dueño del país.
Ojalá nunca más en República Dominicana un Presidente tenga que ser asesinado, para eso existen los tribunales de justicia.
Marihal / Desde La República Dominicana
Fuente y fotos: Wikipedia
Buena información, gracias. Los dos últimos presidentes que ha tenido la República Dominicana, en mi opinión, han hecho peor, y, como vemos, desgraciadamente, están vivitos y coleando. Esos y sus secuases merecen el mismo fin.
ResponderEliminarHola, entendemos tu enfado, todos nos sentimos asqueados por la cleptocracia que ha implementado el PLD desde 2004 en la patria de Duarte, pero matar presidentes no es la solución. Para eso están las leyes, la justicia y los jueces. A diferencia nosotros preferiríamos juicios en los tribunals e incautación de todos sus bienes. Iniciando con los últimos dos.
ResponderEliminarSaludos!
JS / DLRD
Trujillo al momento de su muerte, aunque era el Poder detrás del trono, no era el Presidente Constitucional, su nombramiento en ese momento era de Gobernador de Santiago en licencia en el momento del magnicidio y Pepillo Salcedo tampoco estaba en funciones ya que había sido destituido antes de su muerte.
ResponderEliminarGracias Ramón por visitarnos y por participar. Lo de Trujillo está aclarado en el artículo, lo de Pepillo Salcedo lo desconocíamos. Gracias por la aclaración que queda al pie para corrección.
ResponderEliminarEl único país del mundo donde han asesinado 4 presidentes y un grupo de animales que no llegan 50mil (los policías) tienen el país en sosobra, donde hay 12 millones e personas
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