En sentido general fueron bien acogidas las medidas de austeridad anunciadas la semana parada por el presidente Danilo Medina.
Pero en el decreto no se incluyen entidades con autonomía presupuestaria, entre las que hay algunas dependientes del Poder Ejecutivo y todos los órganos constitucionales.
Quedan exentos de este decreto, por ejemplo, instituciones con compensaciones fuera de lo ordinario como son el Banco Central, las empresas eléctricas, la Superintendencia de Bancos, Aduanas, Impuestos Internos y el Banco de Reservas, entre otras.
Es en el Congreso Nacional donde se anida el desagradable “barrilito” o se destinan cientos de millones de pesos para regalar bonos en juguetes, regalos para las madres o útiles escolares para ser repartidos por los congresistas.
A eso se suman las indignantes exigencias de los diputados de ultramar de privilegios adicionales, como son el pago de hoteles, tickets de avión para viajar con la frecuencia que ellos entiendan a todas las comunidades del exterior donde hay diáspora dominicana, oficinas legislativas en el exterior, y no dudamos que reclamen hasta su “barrilito transnacional”.
El último puntillazo del “dispendio no centralizado” lo dieron los jueces del Tribunal Constitucional, que se hicieron comprar de las más caras yipetas que hay en el mercado.
El dispendio, definitivamente, se ha generalizado en la administración pública.
Editorial El Día
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