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sábado, 1 de septiembre de 2012

Dónde quedó la transparencia prometida por el presidente Danilo Medina?



Misterio
El Gobierno se ha ocupado, por lo visto, de revestir de un velo de misterio su situación económica. A la fecha no ha soltado más prendas que las declaraciones del ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, según las cuales las autoridades desconocen el estado financiero para el resto del año. Sin embargo, en contraste con la transparencia que proclamó el presidente Danilo Medina al juramentarse el 16 de agosto, ha trascendido que  se prepara otro presupuesto suplementario para afrontar las necesidades administrativas en lo que resta del presente año.

Todavía se trate de un globo de ensayo el Gobierno no debe, bajo ninguna circunstancia, abocarse a un presupuesto adicional sólo por el simple hecho de que precisa de recursos. No se trata de si el proyecto se fundamenta en un incremento de la deuda pública o en la creación o aumento de la carga tributaria. De lo que se trata es de despejar el montículo de incógnitas que se ha formado en torno a las finanzas públicas.

Como una forma de evadir el bulto y no sin cierta prepotencia política el ratificado ministro de  Economía, Temístocles Montás, no ha tenido otra declaración frente al astronómico déficit fiscal y la deuda que se ha acumulado que la de que la situación actual es mejor que la encontrada por el saliente presidente Leonel Fernández al volver al poder en agosto de 2004. Pero sin tampoco ofrecer un balance detallado.

Tras las elecciones del 20 de mayo, Fernández sometió un proyecto de presupuesto complementario por más de 71 mil millones de pesos. La pieza contenía partidas cuestionables, que ameritaban dilucidarse, como los 1,200 millones de pesos consignados al Ministerio de Relaciones Exteriores y los 300 al Congreso. Hasta los mismos bonos por 500 millones de dólares para subvencionar el servicio eléctrico generaron suspicacias.

Pero el monto, con el que se pretendía tapar parte del boquete en las finanzas horadado por las elecciones, ha resultado insuficiente, a decir del segundo presupuesto que se contemplaría para cubrir las obligaciones del resto del año. Los controles administrativos que se han anunciado como antesala para la discusión de un pacto fiscal, es obvio que no servirán de mucho en materia de ahorros, si es que sirven de algo.

El Gobierno tiene mucha tela por donde cortar para reducir gastos. Están los altos sueldos de los funcionarios, los irritantes privilegios de los congresistas, las duplicidades de funciones y la multiplicidad de entelequias, elevadísimo número de embajadores, ministros consejeros, cónsules, vicecónsules y las miles y miles de botellas que drenan el erario sin dar un golpe.

Ahora que ha trascendido al menos la necesidad de un presupuesto suplementario, se debe hablar con la más absoluta claridad sobre la situación y la perspectiva de la economía. Máxime, si en verdad se quiere hacer de la transparencia una de las principales divisas de la actual administración peledeísta.


Editorial El Nacional
El Nacional
Caricatura: Cristian Hernández

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