Hay que decirlo de manera directa, sin darle muchas vueltas, pues la gente con la que estamos bregando es muy retorcida y manipuladora: constituye un vulgar chantaje, un grosero intento de meterle miedo al Gobierno para obligarlo a que desista de cualquier intento de perseguir y sancionar judicialmente la corrupción en el pasado gobierno, afirmar que las intenciones del procurador Francisco Domínguez Brito al intentar retomar las investigaciones sobre supuestos actos de corrupción en que habría incurrido el hoy senador por San Juan de la Maguana Félix Bautista cuando se desempeñó como director de la Oficina Supervisora de Obras del Estado son la de sentar en el banquillo de los acusados al expresidente Leonel Fernández, con el propósito de descalificarlo políticamente de cara a las elecciones a celebrarse en el 2016.
¿Por qué tiene una acusación contra el ingeniero Félix Bautista que arrastrar hasta el banquillo al exmandatario? ¿No se supone que en buen derecho cada quien es responsable únicamente de sus propios actos? ¿Qué no pueden imputársele a un Presidente de la República las inconductas de sus funcionarios? El doctor Leonel Fernández Reyna no tiene porqué sentirse perseguido o amenazado porque se investiguen las actuaciones de Félix Bautista hasta llegar a los tribunales, ni el influyente legislador debe temer a un juicio público, oral y contradictorio donde se conozcan las acusaciones en su contra si, como ha repetido tantas veces, se considera inocente.
A menos que los malsanos rumores que circulan desde hace tiempo sobre las relaciones entre Fernández y su estrecho colaborador, que el deslenguado chantajista sin duda también conoce, sean ciertos.
Claudio Acosta
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