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domingo, 11 de noviembre de 2012

Gobierno de Danilo Medina cuenta con 41 personas ultimadas por la Policía



Gatillo alegre
A la muerte del estudiante Willy Florián Ramírez  en el campus de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) se agrega  la de la profesora Ángela Moquete Méndez, quien falleció ayer tras ser herida de bala por dos agentes vestidos de civil que dispararon contra vecinos que protestaban por la escasez de agua en Barahona. Ya suman 41 los muertos por la Policía desde el 16 de agosto, aunque desde mucho antes, esa institución aplica la política de gatillo alegre.

Florián Ramírez fue ultimado de un balazo en el tórax disparado por un raso de la Policía, a pesar de que el contingente que acudió a sofocar un disturbio en el recinto universitario tenía instrucciones de no usar armas letales contra los manifestantes. Un tipo de negligencia inexplicable, cercano a la complicidad.

Los dos agentes que hirieron de muerte a la profesora  Moquete Méndez dispararon a mansalva contra   gente indefensa, por lo que  el alegato del jefe  de la Policía, José Armando Polanco Gómez, de que  los miembros de esa institución  han sido instruidos para no usar armas letales es pura fantasía.

 La verdad es que por las 41  personas ultimadas en menos de tres meses, lo que  prevalece en la Policía es  la moda del gatillo alegre, basada en que  cualquier uniformado se cree con derecho de matar, asesinar sin que purgue cárcel por sus  crímenes, que  sus  superiores justifican con el baladí y  deteriorado  argumento de los intercambios de  disparos.

Con  el uso  sistemático y desproporcionado de la violencia y el abuso, la Policía infunde temor pero no respeto entre la población, en cuyo seno  se consolida la percepción de que no pocas veces  delincuentes  están a cargo de perseguir  a delincuentes.

¿Cómo es posible  que un agente del orden dispare a matar  hacia una multitud que reclama el servicio de agua? ¿Cómo  explicar que en propias narices de los oficiales a cargo de un operativo  para contener a manifestantes,  agentes disparen repetidas veces contra blancos civiles?

La orden del presidente Danilo Medina al general Polanco Gómez para que la muerte del estudiante Florián Ramírez sea esclarecida de inmediato, debe incluir también  que  la Policía  identifique y someta a la justicia a los agentes que  hirieron de muerte a la profesora Moquete Méndez, otra tragedia causada por la aborrecible creencia de que los uniformados tienen derecho a matar impunemente.

Las muertes del estudiante y la profesora  se erigen como trágicas  clarinadas que  advierten sobre  el urgente  imperativo de transformar de arriba  abajo a la Policía Nacional para convertirla en un cuerpo profesional de prevención del orden, persecución de los delitos y  salvaguarda de vidas y bienes. Y para poner  fin a esta orgía de sangre.
Editorial El Nacional
El Nacional
Viñeta: Cristian Hernández
http://elnacional.com.do/editorial/2012/11/10/141019/Gatillo-alegre

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