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jueves, 14 de marzo de 2013

Que la emoción no sustituya la razón!



Carretera Cibao-Sur: la conservación avasallada por el desarrollo
Las obras de infraestructuras representan las huellas más visibles de la intervención humana en la naturaleza. Estas van desde ciudades, acueductos, espacios electromagnéticos, presas, vías de comunicación terrestres, acuáticas, aéreas y hasta “fabricar” seres humanos a través de la ciencia, etc.

Estas acciones, muchas veces mal llamadas de desarrollo, se basan en el supuesto de que garantizan una mejora social y económica, sin embargo muchas veces, solo ocurre en el corto plazo.  Por cuanto dicho proceso no suelen acompañarse de la autogestión humana.  De ahí que sus efectos no son, ni económica ni ambientalmente sostenibles.  El desarrollo en sí mismo, contiene un germen detrimental para el medio ambiente.  En las últimas décadas, al desarrollo se le ha puesto una condición para controlar su indetenible expansión y reducir sus impactos negativos: la sostenibilidad, que implica prolongar en el tiempo, las amenidades y bondades que justifican su realización.

El medio ambiente que incluye al ser humano, la flora, la fauna, el suelo, el agua y el aire, donde se grupa lo físico y lo biológico en un marco de espacio y tiempo, son las huellas más visibles, atribuidas a la creación divina y su evolución, no el Homo sapiens.

La decisión del Presidente Danilo Medina, para construir la carretera Cibao-Sur constituye un desafío a los preceptos conservacionistas y para lo cual como para darle fuerza de sustentación a su anunciado propósito, contó con la presencia innecesaria de la jerarquía católica.  La Iglesia Católica, que siempre abogó por la conservación de los recursos naturales, debe ser la primera en mantener un celo permanente contra la construcción de obras que favorecen más intereses económicos del momento que a la población desposeída ya que con ello se acerca mucho más a su misión evangelizadora.

Eternizar las riquezas biológicas e hidrológicas, es imperativo donde debe prevalecer el Principio de Precaución para no poner en peligro a las mismas, especialmente si están en el debate alternativas de carreteras más baratas (Frank Moya Pons. Diario Libre, 13 febrero 2013), ambientalmente menos riesgosas, culturalmente mas añoradas, socialmente más esperadas y políticamente más convenientes.

Señor Presidente Danilo Medina, perturbar las Áreas Protegidas, como las que se afectarían por la nueva carretera Cibao-Sur, es arriesgar los remanentes de capa boscosa del pino nativo, que están en mismo corazón del la Cordillera Central, donde nacen los principales ríos y arroyos que sostienen la producción y vida económica de las partes media y baja de las cuenca hidrográficas afectadas.  Es poner en peligro los caudales que llenan nuestras presas hidroeléctricas, es un alto riesgo geológico por las fallas tectónicas existentes, es abrirle la puerta a la depredación mediante los procesos extractivos de troncos de pinos secos (esto ya fue intentado en el pasado), minería, contaminación y potenciar la vocación depredadora de los lugareños de ambas vertientes, de nacionales haitianos y los mercantilistas del norte al tiempo de aumentar la incertidumbre del Cambio Climático.

Es decir, estamos frente a un caso donde la conservación está seriamente amenazada por el desarrollo. Que la emoción no sustituya la razón!!!

Radhamés Lora Salcedo
Acento.com.do
http://www.acento.com.do/index.php/blog/8386/78/Carretera-Cibao-Sur-la-conservacion-avasallada-por-el-desarrollo.html

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