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domingo, 21 de julio de 2013

A partir de hoy queda prohibido en mi casa el queso que proviene de Filadelfia


Develado un misterio con más de tres décadas
Antes que todo quiero manifestar que me alegro mucho por la niñita británica que volvió a hablar luego de consumir kilos de queso Philadelphia. Igualmente por sus padres. Y no solo me alegro, sino que les agradezco la ayuda que me han prestado para develar un misterio que tenía 33 años tratando de resolver, el porqué mi amadísima compañera habla tanto.

En 1980 cuando nos conocimos, era una joven callada, ensimismada y hasta tímida. Las palabras había que sacárselas con cucharillas para que las pronunciara. Normalmente respondía a todo con un sí, un no o un tal vez. Me enamoré locamente de tan estupenda mujer, antes de cumplir un año ya estábamos viviendo juntos.

Sigo enamorado de ella como entonces, como ella de los quesos, el único "pero", es que habla mucho.
Desde que nos casamos no ha parado de hablar. Si pudiera juntar todas las palabras que ha pronunciado desde nuestra unión y pudiera venderlas a centavos cada una, Carlos Slim y Bill Gates fueran pobres al lado mío.

¡Dios mío!, qué mujer que habla. Debe tener disparada desde que nació los niveles de la proteína Foxp2, pensaba. También llegué a creer que tuvo una niñez muy solitaria y no tuvo amiguitas con quien jugar. Vivía navegando en un mar oscuro de dudas sobre si eso era anormal o el diferente era yo. Hoy, gracias a un alma inocente y caritativa he descubierto la razón: El queso que traen de Filadelfia.

A partir de hoy en mi casa está prohibido comprar queso de Filadelfia.

¡Hasta la próxima!

Marihal / Desde La República Dominicana

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