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martes, 10 de septiembre de 2013

La iglesia católica local, manejada desde hace mucho con despotismo y sin planes, está bastante rota


La Iglesia y sus pecados
La denuncia de la periodista Nuria Piera es un duro golpe para la ciudadanía, especialmente a la feligresía católica, conturbada por los supuestos actos de agresión sexual de parte del Nuncio Apostólico del Vaticano en nuestro país, Josef Wesolowski.

Referencia que agrega desazón por las anteriores denuncias de presuntos violadores, a los también sacerdotes católicos, padre Wojciech, conocido aquí como “Alberto”, acusado de violar a más de diez niños en la comunidad de Juncalito, y al padre Juan Manuel de Jesús Mota, llamado Johnny, señalado violador por al menos cuatro jóvenes cuando eran menores de edad.

Parece que, finalmente, el tema del abuso sexual clerical, traspasa las paredes de nuestra iglesia católica local y desborda los intentos de esconder tanto dolor infantil ocasionado desde el poder del púlpito, eso si, sin que la jerarquía local atine a enfrentarlo.

Las reacciones dentro del clero dominicano, públicas por necesidad, mostraron la gran división de esa institución. Monseñor Antonio Camilo, obispo de La Vega, fue directo al manifestar: “Pedimos perdón a las personas afectadas, a sus familias, a la sociedad y al pueblo sencillo, por las veces que con el mal ejemplo y la falta de un testimonio coherente, como servidores de Jesucristo, hemos ofendido”. Monseñor Agripino Núñez, reconoció que el nuncio Wesolowski había hecho “bellaquerías” y fue destituido, cuando la Santa Sede se enteró que "andaba en malos pasos".

Inaceptable fue la reacción del Cardenal que en rueda de prensa convocada a nombre del episcopado dominicano, sin que fuera así, permitiera que tres sacerdotes sin preparación para ser portavoces, leyeran un documento reactivo y en la misma línea autoritaria de siempre, firmado por él mismo. El mensaje presentado frente a las personas de la prensa, no fue un acto de contrición necesario hacia las víctimas, a la feligresía católica y a la ciudadanía, porque la soberbia y la altanería, fue la regla. Además, la misma jactancia y endiosamiento exhibidos por los portavoces, que acusaron irresponsablemente a sectores de esa misma prensa convocada, a la que le llevaron personas a desdecirse, produjo un gran repudio por lo burdo de la situación.

La iglesia católica local, manejada desde hace mucho con despotismo y sin planes, a partir de un poder ignominioso sostenido por la clase política dominicana e impuesto al resto del pueblo, está bastante rota. Sin que sea culpa de nadie más que de la iglesia misma.

Los jerarcas católicos locales pongan su reloj en hora, hasta con el nuevo Papa, para enfrentar el abuso clerical y el episcopado que se renueve, de lo contrario, ¡acabará con la fe del pueblo!

Susi Pola
(susipola@gmail.com)
El Nacional
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2013/9/10/172159/La-Iglesia-y-sus-pecados

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