"El PLD es un partido financiado por el Estado, y lo que podíamos advertir en la práctica era que el liderazgo absoluto de Leonel Fernández se concretaba con la tarea de fundir al Partido con el Estado. Él no actuaba como un líder político, sino como objeto imagen alter ego del Estado (Cada tránsfuga con su nombramiento bajo el brazo, subsidios a granel, sostenimiento de la estructura con fondos estatales a través de las nóminas “CB”, presupuesto paralelo como el de la Sun Land, distribución a sus aliados de las instituciones públicas, hipercorrupción generalizada, y acumulación originaria de capital de sus seguidores, etc.)".
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