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jueves, 20 de noviembre de 2014

Le hemos entregado el país a gente como los que nos desgobiernan sin levantar un dedo


Félix el mago
Fran Soto, pero igual pudo ser Mariano Germán, Hirohito Reyes, Moscoso Segarra o cualquier otro de la Suprema Corte el encargado de conocer el caso de Félix Bautista, la sentencia que lo favorece habría sido la misma. No tengo dudas.

Ningún político investido de juez condenará a su compañero del Comité Central, del Comité Político o cualquier otro organismos, sobre todo cuando le debe el cargo que le da 12 guardianes, vehículos de lujo, salarios de lujo, viáticos de lujo, seguro médico internacional, educación gratis para los hijos en los mejores centros del país o del exterior, vacaciones pagadas donde las prefiera, etc. (¿Y es fácil?)

Por esa y otras razones, no hay cárcel para los grandes gánsteres de la política en el país. El borrón y cuenta nueva es una institución más poderosa que los poderes que los engendran.

Francisco Domínguez Brito, Procurador General de la República,  ya no puede volver atrás en sus propósitos de enfrentar la corrupción, aunque se quede solo –como solo está-  en el partido, en el gobierno de Danilo Medina, en buena parte de los medios de comunicación y de la sociedad.

Pocas veces en la historia del Ministerio Público un caso había sido tan minuciosamente investigado como el del senador al vapor de San Juan de la Maguana, Félix Bautista, un hombre que no tenía dinero para pagar cinco pesos en el comedor de la UASD, que se atrasaba constantemente en la pensión donde residía, que su primera declaración de bienes jurada fue de 547 mil pesos, luego 16 millones, y de repente, de la nada, como un mago sacando palomas y conejos de un sombrero, en dos años, se presenta como uno de los ciudadanos más ricos de Centroamérica y el Caribe, involucrado en el patrocinio de campañas electorales en otros países. (Ni Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, podría hacer tanta magia  como Félix Bautista)

El Ministerio Público presentó pruebas irrefutables del manejo inadecuado de los recursos públicos desde su posición en el Palacio Nacional. Se habla, muy conservadoramente, de propiedades valoradas en más de tres mil millones de pesos acumulados en dos años, con un salario “miserable” de 57 mil pesos en la Oficina Supervisora de Obras del Estado. ¿Cómo lo hizo? ¿Cuál fue el negocio?

Ese hijo putativo de Leonel Fernández, de acuerdo con la Constitución que él mismo aprobó, tiene que explicar la procedencia y la idoneidad de sus bienes, pues de lo contrario, como lo establece el artículo 146 irá a la cárcel y sus propiedades incautadas y devueltas al Estado, es decir, al pueblo a quien en definitiva les pertenecen.

Las pruebas están ahí en cajas selladas, cuentas bancarias en el país y el extranjero, aeronaves, edificios, vehículos, mansiones, etc. El expediente es bastante voluminoso. Una montaña de pruebas en contra del senador al vapor para ganar jurisdicción privilegiada en la Suprema Corte de Justicia donde están sus compañeros de partido que él, junto con su  padre Leonel, seleccionaron.

Los derechos del senador al vapor no han sido vulnerados. Al contrario, se le han respetado más que a cualquier otro. Y eso lo sabe Fran Soto, Mariano Germán y demás integrantes del “Comité de Base del PLD” del Palacio de Justicia. A los que les niegan sus derechos todos los días es a los hijos de nadie, a los que no tienen jueces en la Suprema ni un padre como Leonel. Las cárceles están abarrotadas de infelices delincuentes menores. Pero no de políticos ladrones, responsables de la delincuencia en los barrios marginados.

De algún modo todos somos responsables de lo que está ocurriendo en nuestro país por permitir esta anomia social, por no hacer nada, por complicidad, por cobardía. Nos han robado el país y no hemos hecho nada. Le han entregado el país al narcotráfico, al lavado, el crimen organizado. Y no hemos hecho nada. Le hemos entregado el país a gente como los que nos desgobiernan sin levantar un dedo. Sin establecer un régimen de consecuencias de tal manera que, “el que la haga, que la pague”, no importa que sea el Mago Félix, el Oso Feroz o el León de la selva.

Juan Taveras Hernández (Juan TH)

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