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lunes, 5 de enero de 2015

Hasta cuándo podrá vivirse de lo prestado hasta para pagar?


Unas “ubres” muy exprimidas
Se necesita un mayor sentido de prioridad para la inversión versus el gasto en nóminas para reducir la súper poblada administración pública incluyendo el servicio exterior. El énfasis en la Educación ha sido positivo pero ¿cómo negar que el empleo supernumerario en función de la política y del favoritismo reducen el rol estatal sobre otras importantes necesidades de la sociedad?

El acceso a cargos para los oficialistas constituye un “respetado” derecho social en los juegos del poder. Mientras que para cualquier acción presupuestaria está omnipresente el endeudamiento público. Se recauda más que antes, pero el erario a veces se deja subordinar a decisiones por conveniencia política, de familiaridad o amistad de quienes tiene sartenes por el mango. ¿Hasta cuándo podrá vivirse de lo prestado hasta para pagar?

PREDOMINIO DEL TRIBUTO INDIRECTO
La evasión y la elusión como resultado en parte de prácticas recaudadoras insuficientes han predominado mientras el Fisco castiga con la aplicación de impuestos indirectos que pesan con toda intensidad sobre quienes menos ganan. Por definición el gravamen al consumo tiene injustas consecuencias sobre el ingreso menor y es una carga sin importancia para quienes extraen grandes beneficios de la economía. Un estudio pormenorizado del gasto personal, en un país desigual de torres y autos lujosos, tren de vida al último grito de la moda , diversiones con espectáculos centrados en estrellas internacionales altamente cotizadas, delataría la holgura de sectores que tributan poco.

En cambio el ingreso promedio de los estratos más numerosos, lo que abarca a quienes sobreviven con actividades informales, queda por debajo de lo que realmente cuesta la canasta familiar. La clase media baja se estancó hace algunos años o desciende en calidad de vida. La movilidad social apenas existe mientras los grandes negocios crecen en productividad. La rentabilidad patronal marcha viento en popa. Por algo sitúan a República Dominicana entre los países de mayor desigualdad pese a su significativo crecimiento económico en la región. Sobre el fiel de la balanza de la redistribución del ingreso y el desarrollo humano priman los perjuicios para las mayorías. El sistema tributario es parte del problema.

Editorial Hoy 

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