El anuncio de las autoridades de que hay en estos momentos 22 mil militares en la frontera con Haití tranquiliza. Es necesario contener la avalancha de extranjeros ilegales, el país no puede sostener tan pesada carga. En esto la comunidad internacional debe comprendernos, somos un país pobre y endeudado, con servicios públicos con categoría del tercer mundo, educación de la más baja calidad, salud, asistencia y seguridad social deplorables, ofensivas e inhumanas.
La CEPAL acaba de dar las cifras de un 40.2% de pobreza, no hay que explicar mucho sobre esta situación alarmante de hambre y necesidades en la República Dominicana.
Trae un poco de calma que nuestro Ministerio de Defensa esté resguardando la entrada principal a casa, se espera que los oficiales pongan el orden y no permitan concesiones, negocios ilícitos ni infracciones a las leyes de Migración. Que no cejen ante políticos, funcionarios, comerciantes, empresarios ni traficantes que pretendan violentar las normas legales vigentes.
Una segunda acción debe complementar este operativo, sacar a los cientos de miles de extranjeros ilegales que están por doquier, ilegales que han trastornado el curso normal de la vida de los dominicanos. Todas las provincias tiene la misma queja y el Distrito Nacional en especial, lleva la voz cantante.
Con respeto a los derechos civiles y humanos, devolver a los extranjeros ilegales a su país de origen es una tarea impostergable que debe ejecutarse conjuntamente con el sellado de la frontera. ¡Manos a la obra!
Desde La República Dominicana
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