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miércoles, 23 de septiembre de 2015

A los empresarios: ¡dejen el mameo!


Dejen de llorar
El empresariado no debería anidarse en el muro de las lamentaciones por la veda terrestre impuesta por Haití a 23 productos de origen dominicano porque ante esa medida de retaliación lo que procede es procurar otros mercados de exportación que se manejen con la inexorable regla de la oferta y la demanda.

No se niega que Haití es el segundo socio comercial de República Dominicana y único mercado importante con superávit para el comercio local, además de que ha crecido en una proporción de un 20% en los últimos años.

Las exportaciones dominicanas a Haití arriban a los mil millones de dólares, mientras las de Haití al mercado local no llegan a los US$100 millones, según estadísticas recientes de la Asociación Dominicana de Exportadores (Adoexpo), que cita entre los rubros de mayor exportación el cemento, pollo, huevos, materiales de construcción, harina y embutidos.

Se acepta que el valor y volumen de las ventas hacia Haití representan un porcentaje apreciable del monto global de las exportaciones dominicanas, pero es imprescindible que el empresariado nacional amplíe su visión en torno a las perspectivas del comercio exterior.

Las exportaciones globales en 2014 ascendieron a unos US$9,8 28 millones, y el 71% corresponde a destinos con los cuales el país comparte acuerdo de libre comercio, lo que indica que el todo siempre será más importante que cualquiera de sus partes.

En vez de lamento, la veda impuesta por Haití debería motivar al sector exportador a procurar nuevos nichos de mercado o ampliar la cobertura de los existentes, mediante una ponderada reconfiguración de la oferta exportable nacional, así como una intensa ofensiva de promoción de comercio.

Tan importante como el mercado haitiano lo es el nicho hispano de la costa este de Estados Unidos, donde residen más de un millón de dominicanos que ansían consumir productos dominicanos, especialmente de origen agropecuario y agroindustrial. ¿Por qué no se explora esa posibilidad? Lo mismo ocurre con las islas del Caribe, donde procede actualizar los estudios de mercado para promover la oferta exportable nacional. ¿Por qué no se aprovecha el esquema de asociación económica con Europa?

Ojalá que la veda haitiana sirva para despertar al sector exportador, un gigante dormido, cuya visión de expansión no debería tener límites geográficos, ni acomodarse a un mercado regido por gente irresponsable, temeraria y provocadora.


Editorial El Nacional
El Nacional
Viñeta: Cristian Hernández

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