El ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, en una autodefensa propia de su cargo justifica el silencio del presidente Danilo Medina ante la prensa alegando que no fue elegido para hablar, sino para gobernar.
Es cierto lo afirmado por el ministro Peralta, Danilo Medina no fue elegido para hablar pero tampoco para callar eternamente y utilizar el más alto cargo del país para violar las leyes y la Constitución, y mucho menos manipular para legalizar inconductas como la de utilizar medios cuestionables para modificar la Constitución con intenciones de quedarse otros cuatro años en el poder.
Cuando un Presidente es elegido por las mayorías, estos, les están entregando su confianza a un individuo esperando que actúe con buena fe y en favor del bien colectivo y no repartiendo el Estado como si fuera de su propiedad.
Cuando se elige a un Presidente no es la lotto que se ha sacado, no es fiesta y mañana gallos, hay que actuar con responsabilidad, con mesura y honestidad.
Desde el inicio mismo de esta administración el pueblo ha sido golpeado por el incremento de los impuestos, un aumento de la canasta familiar sostenido y ausencia total de equilibrio en los salarios de los trabajadores y empleados. Préstamos tras préstamos han sido tomados durante los 39 meses de gestión del señor Danilo Medina, y desde que se elabora el Presupuesto Nacional del año siguiente el primer renglón que resalta son los nuevos préstamos a tomar.
Construyendo ciudades, funiculares, metros y plantas de energía eléctrica a base de deudas, obras que nadie a solicitado y que el país no puede darse el lujo de adquirir. Todo por el afán de construir, de gastar, de dejar obras para la posteridad y de repartir el mambo entre los clientes políticos.
El 4% del PIB asignado al Ministerio de Educación ha sido dilapidado en escuelas remodeladas a la carrera, sobrevaluadas, distorsionando las intenciones de mejorar la educación de los futuros profesionales de la patria.
Tergiversar las cifras de desempleo y de creación de puestos se escucha muy bonito y mantienen los niveles de popularidad momentáneamente, cuando esa bomba que se gesta explota, deriva en delincuencia, y por eso es imparable a todo los niveles de la sociedad.
Existen docenas de cuestionamientos ante la torcida manera de gobernar del Presidente, pero este no da la cara, no habla ni escucha, y pretende quedarse cuatro años más ahora con la nueva modalidad de utilizar la represión, el autoritarismo y la intolerancia.
Para lo que le queda de gestión al Presidente lo mejor es que no hable ya, el pueblo le hablará en las urnas el 15 de mayo, juntos, toda la oposición unida, lo sacará del poder para que con mucho tiempo reflexione en su hogar sobre lo que le hizo a su pueblo al permitir la más asquerosa impunidad que gobierno alguno haya concedido a todos los depredadores del erario público en los últimos doce años.
Siga callado Presidente, ya no nos interesa que hable.
Jeannelle Koss / Desde La República Dominicana
Sin desperdicio señora.
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