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sábado, 12 de diciembre de 2015

La insaciable sed de riqueza de los cuadros del PLD


Danilo, colgando de un hilito
Así como “un poco de levadura leuda toda la masa” y hace que el pan aparente grande aunque no tenga mucha harina, el ego de los danilistas se infló tanto que todavía piensan que son imbatibles.

Estaban convencidos de que habían amarrado bien todos los cabos, que su poder era tan apabullante que podían aplastar a los opositores de fuera y de adentro, Leonel Fernández incluido. Y así procedieron.

Aprovechando las miserias del alma y la insaciable sed de riqueza de los cuadros del PLD, integrados básicamente por gente de una clase media que por naturaleza tiende a ser oportunista y temerosa de volver a caer en la pobreza de la cual proviene, el grupo de Danilo invirtió todo lo necesario para comprar voluntades y quebrar lealtades, hasta dejar prácticamente solo al otrora líder indiscutible, como un Cristo sin cruz, abandonado como el Mártir del Gólgota antes de la resurrección.

Y si acaso alguno de los nuevos ricos se ofende porque les llamo pequeños burgueses y oportunistas, le recuerdo que fue Juan Bosch quien así los calificó cuando el 15 de marzo de 1991, en una reunión del Comité Central denunció que “en el PLD, la mayoría de sus miembros son pequeños burgueses, bajos pequeños burgueses (…), gente que ha alcanzado posiciones, como senadores, como diputados, como síndicos, como regidores y entonces en el PLD eso ha provocado una corriente de aprovechados, de oportunistas”.

Frío y certero, Danilo apuntó al lado débil de esa masa de oportunistas ávidos de riquezas y los compró casi a todos, senadores, diputados, a los miembros del CC y el Comité Político. La victoria fue rápida y contundente.

Pero olvidó que Leonel sigue ahí, y que como dice la canción: “la venganza es dulce”.

Las derrotas del peledeísmo en los gremios médicos y de abogados podrían ser el preludio de lo que ocurrirá en 2016, cuando otra vez Leonel le cobre a Danilo, y decida su triunfo o su derrota, pues como diría Hipólito: “lo tiene cogido por el pichirrí”.

Cierto que hay otros factores, como los escándalos de corrupción, la falta de respuesta a las demandas de la población, el hecho de que la gente ya no se deja impresionar de los brinquitos de charcos, ni se sorprende con las tan cacareadas visitas.

Pero es ahora, cuando la popularidad del Presidente va en caída libre, que resulta vital el apoyo de los leonelistas. Por eso digo que la reelección de Danilo pende de un delgado hilo llamado Leonel Fernández. Y dudo que este no lo suelte en banda.

Por Animal Planet hemos aprendido que aun en la postrimería, cuando el león siente amenazado su espacio, no importa si se trata de una sigilosa serpiente o una hormiga jugueteando entre los bigotes, sacude bruscamente su melena y luego orina para marcar su territorio y dejar bien claro quién es el que manda.


Germán Marte
El Día

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