Páginas

miércoles, 6 de enero de 2016

Situación delicada para el proyecto reeleccionista


¿Quién curará las heridas del PLD?
En última instancia, los militantes muertos y heridos durante el reciente proceso de elecciones internas en el PLD, además de las trampas, iniquidades y abusos en que discurrió dicho proceso, es el resultado de la imposibilidad de ese partido de someterse a las más elementales reglas para su funcionamiento interno. El discurrir y resultados de estas elecciones han provocado unas heridas a esa organización difícilmente reparables, debido sobre todo, por la circunstancial debilidad del liderazgo de los principales jefes de las facciones que se disputan el control de ese partido.

Sin respetar sus propios estatutos y las reglas de oro de la participación y representación democrática, los dirigentes y representantes del partido en las instituciones del Estado se reeligen y auto reeligen sin someterse a ningún tipo de libre elección. Cualquier colectivo que incurra en violaciones procedimentales de esa naturaleza crea los gérmenes de su ineluctable disolución. Es el caso del PLD.

Sin reglas claras, la cura de las heridas y los reclamos de las partes afectadas por las irregularidades cometidas, pasa necesariamente por los acuerdos y/o transacciones entre los jefes de las principales facciones en pugnas: Danilo Medina y Leonel Fernández. En el caso de este último, además de sus evidentes dificultades, sus expectativas políticas dependen básicamente del futuro inmediato de Danilo: del fracaso o éxito de su proyecto reeleccionista. Si no logra reelegirse, hasta ahí llega su primacía dentro del partido; si lo logra, a partir de agosto próximo comienza su declive.

En tal sentido, el futuro de ambos dirigentes está objetivamente limitado en términos de tiempo, una debilidad que atenta contra las posibilidades de curar las heridas provocadas por los acontecimientos acaecidos durante del parcial proceso de convencional del partido. Ambos dirigentes son conscientes de sus limitados márgenes de maniobra para imponer un acuerdo que no lesione los intereses de unos seguidores que no solamente son igualmente conscientes de esas debilidades, sino también de la cuantía de sus inversiones en la promoción de unas candidaturas que no están dispuestos a ceder en nombre de un ficticio “interés partidario”.

Objetivamente, los intereses de los miembros de las facciones partidarias, entrelazadas con intereses de sectores económicos, sociales y profesionales extrapartidarios, han alcanzado un poder difícilmente controlable por líderes de limitadas legitimidad y legalidad.

El largo discurrir de la vida partidaria sin reglas y con mucha trampas entre sus dirigentes han llevado a ese partido a un callejón sin salida, a un proceso degenerativo sin liderazgo de relevo con legitimidad y a una conducción del Estado que es reflejo del estado de descomposición de esa colectividad política.
En eso radica la casi imposibilidad de que cualquier acuerdo o solución que plantee el Comité Político del PLD, evite que las referidas heridas no se reflejen negativamente en los resultados de las próximas elecciones congresuales y municipales, como en las candidaturas presidenciales. Los muertos, los heridos y las heridas sufridas por la estructura partidaria peledeísta, han creado una situación en extremo delicada para el proyecto reeleccionista. Automáticamente no decretan su muerte, pero reviven y amplían las posibilidades de éxitos de una oposición que debe mostrar más imaginación, determinación y generosidad.


César Pérez
Hoy

No hay comentarios:

Publicar un comentario