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lunes, 22 de febrero de 2016

Miembro comité político PLD comenta acto PRD - PLD


Franklin Almeyda habla de transfugismo
En su artículo de hoy lunes 22 de febrero en el diario elCaribe el miembro del comité político del PLD Franklin Almeyda Rancier, analiza los extraños casos de transfugismo en los partidos políticos en obvia referencia a Miguel Vargas Maldonado y su PRD que en un acto sin precedentes de traición se entregaron al PLD.


Tranfuguismo
“Persona que pasa de una ideología o colectividad a otra”/ “militar que cambia de bando en tiempo de conflictos”, así define la Real Academia de la Lengua Española el transfuguismo.

Es obvio que se trata de una acción evidente de traición a la ideología, colectividad o bando militar del que ha estado una persona.

En nuestro país ha sido la característica mostrada por un número significativo de los miembros y dirigentes de los partidos políticos que han procurado sin lograrlo ser candidatos en sus respectivas organizaciones políticas.

Esta situación se podría explicar por diversas razones. De entrada demuestra un fuerte deterioro en el sistema de partidos, soporte necesario del régimen democrático. Se origina en la falta de modernidad en el sistema de partidos en relación al crecimiento de la sociedad, ésta los ha dejado atrás y muestran desfase y ausencias en la utilización de las ciencias y tecnologías en sus funcionalidad. Realmente, la sociedad se le ha adelantado.

Es obvio que los partidos políticos vienen sirviendo de puntal de apoyo para que personas que buscan movilidad social y requieren de recursos económicos entienden encontrarlo desde posiciones públicas. Sucede por otro lado que son personas que lograron recursos económicos y que, sin embargo, no lograron reconocimiento social y buscan lograrlo desde posiciones públicas logradas con los dineros ganados en buena o mala actividad en el sector privado.

Las personas que crean estos comportamientos no son los responsables, sino el régimen de partidos políticos prevaleciente que muestra muchas debilidades en su estructura, formación política y cualificación. Aquella falta de adecuación a un nuevo proceso en la humanidad originada por el conocimiento y las tecnologías, viene dejando arrítmicos y desfasados a los partidos y al régimen de partidos.

Es notorio el hecho de que la JCE pueda montar un proceso con utilización de medios tecnológicos modernos y garantizar transparencia y resultados inmediatos y que los partidos, que son los que proponen los candidatos, al elegir a estos muestren una enorme incapacidad funcional.

Hay otros factores a considerar. Entre estos puede destacarse el hecho de que a los partidos se les viene imponiendo por presión mediática y otras formas, para que sea dominante en ellos una estructura horizontal y no vertical. Esta última significa tener mandos superiores elegidos por su membresía, la cual delega en esos mandos para en su nombre dirigir.

En cambio, la horizontal trata de seducir a la membresía para que todos manden y todos tengan las “oportunidades” de valorarse individualmente. Este estilo ha minado la cadena de mandos y la autoridad en los partidos. Peor aún, ha recreado la individualización alejando a la membresía de los objetivos colectivos e ideológicos de la entidad partidaria, haciéndola presa fácil del transfuguismo; se asume el interés personal y se deja de lado el colectivo, perdiendo sentido de cuerpo.

Es obvio, el interés individual puede alejar de un propósito colectivo y la organización de que se trate deja de ser una entidad de cambios sociales, más si se trata de un partido progresista. Deja de serlo para ser un colectivo disperso y errático.

Los grupos económicos dominantes han logrado controles de los medios de comunicación, entidades culturales y académicas y como poderes fácticos estimulan el individualismo en la sociedad, creando un efecto conservador que favorece el transfuguismo político.


Franlin Almeyda Rancier
elCaribe

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