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jueves, 11 de agosto de 2016

Un sistema organizado por la corrupción


Cambiando las reglas del juego
LA CLEPTOCRACIA CUMPLE UNA DOCENA DE AŇOS EN EL PODER (DLRD)
El comunicado de los empresarios convocando a un frente común de reclamo por la institucionalidad ha provocado escozor a los políticos profesionales. Pero no nos equivoquemos. Si confundimos la pelea malinterpretaremos el resultado.

Los políticos han invadido el espacio económico propio de los empresarios y la confrontación (si es que de verdad la hay) es por ese espacio de poder. Lo que está en disputa es el control del poder económico, no tanto la institucionalidad.

La clase política tiene tanto o más dinero que los empresarios como grupo. Y controla el juego y el rejuego de las leyes, los tiempos y otros poderes fácticos como una parte de la prensa.

Los choferes en el Congreso, los políticos en los negocios, los empresarios... decididos a recuperar un terreno que en los últimos años han perdido ante el embate sin escrúpulos y sin complejos de grupos de políticos.

La realidad es que los grandes negocios los controlan los políticos como actores interesados, no como capitanes temporales de los entes reguladores. Además, son ellos los que dan los permisos, los que impiden que un asunto prospere en un tribunal, los que protegen a los que incumplen y los que se reparten los dividendos. Han distorsionado hasta la libre competencia. Ese ya es el sistema, eso ya está institucionalizado y esas nuevas reglas de juego son las que han levantado la rebelión.

Dice el juez brasileño Sergio Moro que la corrupción es inevitable. Que siempre aparece un listo que se lleva lo que no es suyo. Lo que es evitable -cree él- es que la corrupción sea la que organice el sistema.


Inés Aizpún
IAizpun[@]diariolibre.com
Diario Libre

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