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viernes, 14 de octubre de 2016

El PLD se ha convertido en un mecanismo de ascenso individual


Boschismo al revés
En el artículo de hoy uso testimonios de altos dirigentes del PLD para apoyar mi tesis de que ese partido se ha metamorfoseado en una estructura clientelar que se apoya en la explotación del patrimonio estatal para actuar en beneficio del ascenso económico, social y político de sus líderes y dirigentes.

Que el PLD, considerado la obra maestra de Juan Bosch, creado para sacar al país del subdesarrollo, ha devenido en un instrumento más de opresión social, de profundización de las desigualdades y el atraso general del país.

El PLD carga con la responsabilidad de agravar una deuda social injustificable en un país con más de 50 años de crecimiento económico positivo, y en el que persiste un descalabro en los servicios públicos que arrebata al pueblo derechos como educación y salud de calidad, seguridad ciudadana y social, energía eléctrica, agua corriente y potable en los hogares…

Hay quienes atribuyen el abandono de los principios del peledeísmo a la conversión del partido de cuadros en partido de masas, para poder ganar elecciones y llegar al poder.

Sigamos este proceso de metamorfosis e involución del partido de gobierno, y lo que pueda sobrevenir en una organización que según sus propios líderes y dirigentes reniega de sus fines y principios

Pero importantes dirigentes peledeístas han ponderado las desviaciones  en la ausencia de un liderazgo responsable.

La primera gran desviación se expresó en las primarias del PLD en 2007, cuando Danilo Medina denunció que se habían impuesto los recursos estatales a favor de la reelección del presidente Leonel Fernández.

El intelectual Daniel Beltré López, miembro del Comité Central caracterizaba el año pasado el negativo balance orgánico y de valores que prevalece en el PLD, observando que “la organicidad derretida y la proscripción de los principios, nos autoriza a hablar de una suerte de boschismo al revés…”

La gran frustración con el PLD es que no aprovechó los 20 años casi consecutivos en el gobierno que cumplirá en 2020 para que República Dominicana superara la arritmia histórica de que hablaba Bosch, que calificaba como madre de todos los atrasos del país.

Que no aprovechara su ya dilatada permanencia en el poder para instaurar el estado de derecho, instituciones fuertes que sentaran las bases del desarrollo infraestructural y superestructural del país, creando y consolidando la articulación de un modelo de desarrollo sostenible de inclusión social.

Una expresión de la involución que se verifica en el PLD la ofreció el dirigente Temístocles Montás, quien subrayó que “el personalismo y la falta de disciplina han hecho metástasis” en el partido, “donde el dinero lo ha corrompido todo”.

Criticó que “dirigentes han terminado sacrificando lo que sea, cayendo en el cinismo, perdiéndose en los ideales, y tolerando y hasta justificando la corrupción”.

Puntualizó que el PLD se ha convertido “en un mecanismo de ascenso individual en donde predomina el pragmatismo, la ausencia de ideas, acompañado del abandono de los principios, todo lo que criticó Juan Bosch en el viejo PRD, hoy lo estamos viendo en el PLD”.

Sigamos este proceso de metamorfosis e involución del partido de gobierno, y lo que pueda sobrevenir en una organización que según sus propios líderes y dirigentes reniega de sus fines y principios.


Nelson Marte
Periodista
elCaribe

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