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martes, 2 de mayo de 2017

Primeros lugares mundiales en corrupción e impunidad y los últimos en educación


Tenemos muchos ejemplos excepcionales
Nueva York.-Toda familia tiene su cuota de ovejas negras y las naciones, como grandes familias, tienen sus grandes cuotas. Durante los 80 y a principios de los 90, los chicos malos dominicanas se hicieron famosos en el negocio de las drogas ilegales en esta gran ciudad.

Nuestros estupendos peloteros rescataron la imágen internacional dominicana, pero un día, reventó el escándalo de los esteroides ahí también estallaron dos grandes: Sammy Sosa y Miguel Tejeda.

Pedro Martínez rescató la autoestima nacional al ingresando al Salón de la Fama.

Con altas y bajas, tenemos una constante; los diarios parecen repetir exactamente la misma historia, sólo cambian fecha, número y nombres pero el titular parece siempre el mismo.
“Llegan (número) deportados de EE.UU”. Y los recién llegados son los únicos delincuentes del país, porque antes de ellos llegar no teníamos ningún problema de delincuencia.

Con los primeros lugares mundiales en corrupción e impunidad y los últimos en educación, ascendimos a la delincuencia al más alto nivel.

Al escándalo internacional de ODEBRECHT, sobrevaluación, soborno y financiamientos ilegales de campañas se sumaron nuevos.

El médico dominicano Salomón Melgen fue encontrado culpable de 67 cargos de fraude contra el Gobierno Federal por mas de $105 millones en Florida; en septiembre responderá a cargos de soborno en New Jersey.

A sus 62 años Melgen enfrenta entre 20 y 50 años de prisión, quizá salga vivo de la cárcel, si hunde a su “amigo” senador Robert -Bob- Menéndez.

Nuestro embajador  alterno ante la ONU, Francis Lorenzo, se declaró culpable de recibir sobornos y de sobornar a nombre de un magnate chino, contra quien ahora testificará.

Cuando brillen nuestras ovejas negras, como ahora, recordemos a Junot Díaz, Zoe Saldaña, Marcos Díaz, Felix Sánchez, Michael Camilo, Tom Pérez, tenemos muchas estrellas brillantes.

No todo es oscuridad, afortunadamente, tenemos muchos ejemplos excepcionales.


J.C. Malone
Testigo del Tiempo

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