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jueves, 1 de junio de 2017

Floreros



En este trozo de isla las mujeres somos floreros
Nueva vez perdimos. Los senadores, fiel a sus preceptos, decidieron atentar contra la vida de las mujeres -sobre todo las más pobres, esas que no tienen cómo resolver- rechazando de plano las observaciones que había hecho el presidente Danilo Medina al Código Penal.

De forma cruel el Senado nos repite que no tenemos derecho a abortar aunque nuestra vida esté en peligro, el bebé venga con serias anomalías o seamos víctimas de violación o incesto.
Es triste comprobar que, presionados por una Iglesia que se mantiene en el medioevo y el ala más conservadora y cavernaria de la sociedad dominicana, los congresistas nos tratan como incubadoras de dos patas o, lo que es igual, animales.

Tal vez, en realidad, para ellos no somos más que eso. Al final, si lo pensamos bien, para los congresistas del patio nuestros derechos solo valen cuando les sirven, es decir, cuando votamos.
Lo peor es que las mujeres lo tenemos muy claro: vivimos en una sociedad que nos da la espalda, sobre todo cuando de leyes se trata, pero continuamos apoyando a esos hombres que se encargan de fastidiarnos. ¿Hasta cuándo?


Ya está bueno de aguantar que nos traten como ciudadanas de segunda, convirtiendo nuestra voz en eco del silencio. Nadie puede tener derecho sobre nuestro cuerpo y nuestra vida. Es inhumano que me digan que tengo que suicidarme en nombre de un embarazo que, lo más probable, tampoco llegue a término. ¿Por qué no me dejan decidir?
La respuesta es clara: en este trozo de isla las mujeres no somos nada. Bueno, en realidad somos algo: ¡floreros!


Marien Aristy Capitán
Hoy

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