La ocurrencia de Leonel Fernández
La semana pasada, el presidente Leonel Fernández dio a conocer, la que de seguro será recordada como la ocurrencia más famosa de su ejercicio presidencial, cuando señaló que “el problema de la educación nacional no es de falta de inversión, sino de calidad de la inversión y del desempeño que se debe tener, con base en una filosofía definida, que no existe en el país”.
Días antes, el ministro de Hacienda había dicho que el Gobierno no tenía de donde sacar los RD$44,000 millones adicionales para llevar de 1.9% a 4% del PIB la inversión del Gobierno en educación. Leonel se dio cuenta de que el gobierno estaba siendo arrinconado, cuando Miguel Vargas, líder de la oposición planteó que los RD$44,000 millones podían obtenerse eliminando las nominillas de militantes peledeístas que absorben RD$18,000 millones al año; cumpliendo la Ley sobre Compras y Contrataciones de Bienes, Servicios, Obras y Concesiones, lo que generaría ahorro por sobrevaluaciones ascendentes a RD$16,000 millones; reduciendo la velocidad de ejecución de la segunda línea del Metro, lo que liberaría RD$5,000 millones; reduciendo a la mitad el gasto en propaganda, lo que ahorraría RD$2,500 millones; recortando los gastos de pasajes aéreos, viáticos, dietas y gastos de representación, lo que liberaría RD$500 millones; eliminando las botellas en los consulados, embajadas, y los organismos internacionales, lo que liberaría RD$500 millones; reduciendo los salarios millonarios de los funcionarios y eliminando la práctica de cobrar hasta en siete instituciones del Estado, lo que ahorraría RD$500 millones; eliminando la compra de yipetas y vehículos lujosos, lo que generaría un ahorro de RD$400 millones; reduciendo el dispendio en la compra de gasolina para vehículos oficiales lo que generaría un ahorro de RD$200 millones, y recortando la contratación de servicios profesionales en RD$400 millones, para un total de RD$44,000 millones.
Más aún, si se tiene en cuenta que muchas de las áreas de recorte planteadas por Miguel Vargas eran coincidentes con las propuestas de reducción de despilfarro planteadas por el experto francés contratado por el Gobierno, Jaques Attali, quién también planteó la necesitad de elevar la inversión pública a educación a 5% del PIB: 4% para primaria y secundaria y 1% para la superior.
Es en ese contexto que Leonel sale con su planteamiento de que el problema no son los recursos, sino la filosofía educativa, sobre la cual los dominicanos no nos hemos puesto todavía de acuerdo. El Vicepresidente, al percibir la metida de pata de su jefe, la mete más cuando dice que el Gobierno del PLD no ha podido llegar al 4% del PIB debido a los gobiernos del PRD y la crisis bancaria, olvidando los logros, milagros y sucesos mágicos que Leonel, Temo, Vicente y Valdez cuentan aquí y en el exterior sobre nuestro desempeño económico.
Leonel olvidó que la calidad tiene un precio, y que mientras mayor calidad se desee, más hay que pagar o invertir.
La República Dominicana exhibe junto a Paraguay y Angola, la peor calidad de la educación primaria del mundo, según el Foro Económico Mundial (FEM). Este resultado coexiste con el hecho de que somos uno de los países del mundo cuyo gobierno menos dinero invierte en educación: apenas el 1.9% del PIB.
Leonel es uno de los dominicanos más aficionados a la lectura. Parece ser, sin embargo, que sobre las reformas educativas en el mundo de los últimos 50 años, tiene todavía mucho que leer.
Finlandia es un caso interesante. El FEM coloca a Finlandia empatada como Japón en el quinto lugar entre los países más competitivos del mundo entre 139 países analizados en el 2010. Finlandia tiene la mitad de la población dominicana, 5.3 millones de personas, en un territorio siete veces mayor que el nuestro.
El ciudadano finlandés devenga un ingreso promedio de US$44,492 al año, nueve veces el ingreso por habitante en nuestro país.
El FEM coloca a Finlandia como el país del mundo con la mejor calidad en la educación primaria y la tercera mejor calidad en la enseñanza de matemáticas y ciencias.
El sistema educativo en general es el sexto mejor del mundo en términos de calidad. En cuanto a la disponibilidad de científicos e ingenieros, ocupa el primer lugar del mundo y la capacidad de innovación está entre las primeras cinco del planeta.
Si el lector no cree mucho en los análisis del FEM, lo remitimos al Programme for International Student Assessment (PISA), que se realiza cada tres años a través de la OECD (Organisation for Economic Co-operation and Development).
La semana que viene la OECD dará a conocer los resultados correspondientes a los exámenes administrados en el 2009, pero en lo que el hacha va y viene, anoten ahí: en el 2006, los estudiantes de Finlandia obtuvieron las calificaciones más altas del mundo en los exámenes de ciencias, matemáticas y lectura comprensiva entre 400,000 estudiantes de 57 países del mundo, con una calificación promedio de 563.
En Finlandia la educación es obligatoria para los nueve años de la primaria-secundaria.
La educación es gratis para todos. El gobierno confía en las escuelas y en los maestros, los cuales operan con completa autonomía. Todos los maestros son formados en universidades de primera y los maestros que quieran trabajo permanente necesitan obtener un master.
Los maestros son admirados y respetados; por eso los que tienen 15 años de experiencia en la enseñanza reciben anualmente un salario de US$58,000, suma equivalente a RD$2,163,000 al año. Desde hace 50 años, la clase política percibe la educación como la clave para la supervivencia, pues entiende que la inversión en la gente es la mejor inversión, que para ser competitivos hay que invertir masivamente en educación, y por eso, el principal consenso que han logrado los partidos políticos de Finlandia, independientemente de sus ideologías, es el compromiso con las reformas en el sistema educativo que sean necesarias para mantener a Finlandia en la posición cimera que ocupa en el mundo. ¿Qué significa todo eso, querido profesor? Recursos, muchos recursos. El Gobierno de Finlandia invierte el 6.3% del PIB en educación.
“Es que Finlandia tiene una densidad poblacional de 16 habitantes por kilómetro cuadrado y una presión tributaria de 29.5%, mientras que nosotros enfrentamos una densidad de 206 habitantes por km2 y tenemos apenas un 13% de presión tributaria. Ellos pueden, nosotros no”. Eso dirían los profesores del PLD.
Si esa es su respuesta, ¿que dirán entonces en el caso de Singapur? Su densidad poblacional es 7,728 habitantes por km2, 38 veces mayor que la nuestra; y su presión tributaria es de 13%. Según el FEM, el diminuto país del sudeste asiático ocupa el tercer lugar en calidad de la educación primaria en el mundo, el primer lugar en la enseñanza de matemáticas y ciencias, y el primer lugar en la calidad del sistema educativo en general en todo el mundo. El FEM afirma que Singapur es la tercera economía más competitiva del mundo, entre 139 países analizados en el 2010.
Hoy día Singapur, a pesar de tener un territorio de apenas el 1.3% del territorio dominicano, exporta US$348,000 millones al año, 56 veces más que RD. Tiene un ingreso por habitante de US$36,500, casi ocho veces el nuestro.
A diferencia de Leonel, que después de 10 años como Presidente dice que todavía no tiene claro cuál debe ser la filosofía de nuestro sistema educativo, Lee Kuan Yew, graduado del London School of Economics y de Cambridge University, la tuvo clara desde 1959, año en que su partido, el PAP asumió el poder en Singapur. Durante los 31 años que se mantuvo como primer ministro, Lee Kuan Yew sabía que la educación era la única opción que tenía Singapur para desarrollarse. Recursos naturales no tiene este enclave de 647 km2, que tiene que importar hasta el agua que bebe de Malasia.
La obsesión de Singapur con la educación es de tal magnitud que en el reverso de su billete de S$2 se presenta una imagen de un maestro, que gana un promedio de US$48,000 al año, enseñando a decenas de estudiantes y el título “EDUCACION”. La clase política de Singapur comprendió hace décadas que invertir en educación es invertir en el futuro.
Nosotros preferimos mirar todo el tiempo al pasado, contemplando imágenes de palacios, altares, monumentos, catedrales y teatros, que no contribuyen a mostrarnos, como la escuela y la enseñanza, el camino hacia el desarrollo y la prosperidad.
En Singapur lo tienen claro. El gobierno invierte al año US$11,000 por estudiante matriculado en el sistema educativo, incluyendo la educación superior. Nosotros 21 veces menos, apenas US$533 al año.
¿Cómo puede Singapur invertir tanto en educación con una presión tributaria de apenas 13%? El FEM nos responde: Singapur es el país del mundo con menor nivel de despilfarro en el gasto público, con mayor transparencia, y uno de los tres países del mundo con menores niveles de corrupción y favoritismo en las decisiones de los funcionarios públicos.
¿Comprendió, profesor?
ANDRÉS DAUHAJRE HIJO
El Caribe
http://www.elcaribe.com.do/site/actualidad/pais/nacionales/261594-la-ocurrencia-de-leonel.html