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sábado, 18 de agosto de 2012

A dónde fue a parar el ejemplo?



La incongruencia del primer fruto
Soy dirigente de un partido de oposición, por tanto, hago oposición, la hice frontalmente al margen de afectos y simpatías personales, durante la gestión del Dr. Leonel Fernández.

Soy también, una ciudadana deliberativa, activa, procuro la sinergia entre mis posiciones y ofertas políticas y las demandas de la sociedad.

Desde esas dos condiciones seguí el jueves por la televisión, atentamente, el discurso de la toma de posesión del nuevo Presidente de la República. Al concluir la alocución, miré también la rendición de honores a la salida del Congreso, con un gran ausente: Leonel Fernández.

Parecía, entre el discurso y la ausencia, que se iniciaba un gobierno distinto, como exige la ciudadanía conciente.

Quise escribir unas primeras reflexiones apresuradas para poder compartirlo En Plural esta misma semana. Me detuvo el ímpetu una amiga prudente, aconsejándome esperar hasta conocer los nombramientos de los/as miembros/as del gabinete.

Valió la pena. Porque esos nombramientos constituyen el primer “fruto” de los que Danilo Medina, al finalizar su discurso prometió para que lo conociéramos mejor. Y el fruto amargó.

De los nombres de los/as ¿nuevos? ministros/as saqué promedio, evoqué hojas de vida, hice comparaciones, palabras versus hechos, como pidió el propio presidente entrante: un discurso que en principio me agradó  en su parte programática, hasta pensar en elogiarlo, se nubló con el hecho, otra vez comprobado, del sectarismo de la cúpula peledeísta.

Se cambió la cabeza visible para poder dejar igual lo otro, ministros/as y métodos incluidos, todo un paquete. Como en el Gatopardo.

Lo que pareció en el discurso críticas indirectas, pero sustantivas, a ejecutorias recién pasadas, se convirtió en menos de una hora en endoso, a través de la confirmación de los responsables en los mismos cargos, o en cargos rotativos. Un 60% del gabinete 2008-2012 de Leonel, o un reciclaje del  2004-2008, y un poco más, remontando el cuatrienio de Hipólito, también de 1996-2000, continúa al frente de los ministerios. Alguno que otro, lo que es peor, fue sacado del cargo que se correspondía con sus competencias, poniéndolo en otro puesto del mismo rango, pero de naturaleza distinta, ajena a su profesión.

Los méritos partidarios garantizan permanecer en el confortable espacio del gobierno, aún a costa de que esta permanencia nos describe ¡tan pronto! lo frágil de la frase de  Danilo: “No busco cargos para hombres, sino hombres para los cargos”. Cuatro mujeres figuran en el nuevo gabinete; 3 de ellas son las mismas de ayer; otra, me comentan, ex esposa de un dirigente peledeísta.

¿A dónde fue a parar el “ejemplo” que iría a darse desde arriba y del juramento para cumplir el Código de Ética, si los funcionarios son los mismos que se habituaron a las jeepetas, a las escoltas numerosas, las inacabables tarjetas de crédito, los viajes en primera clase, las casas suntuosas y las villas de ensueños entre montañas?

¿Se reeducarán esos funcionarios acostumbrados a la ostentación, en la austeridad, la humildad y el comedimiento que hay que reconocer que Danilo Medina ha practicado hasta ahora, y qué reclamó en su discurso con palabras casi bíblicas?

En su oratoria fue un “issue” el concepto de CAMBIO. El cambio sin apellido así desafiante, dominó los modelos, construcciones, estrategias, producción, régimen fiscal, educación, en aparente redescubrimiento de la ética boschista. Pero ese cambio que la sociedad civil esperaba, fue negado  en los nombramientos. “Más de lo mismo” dicen los “twitter” y el Facebook con desengaño.

En mi identidad de ciudadana, no de política, siento ese desencanto. No hago juicios de valor sobre personas, algunas son mis amigas. Es a la maquinaria oxidada a la que temo, porque, lo sabe el presidente Medina, un sueño como el que él nos describe no va a caber en la prosaica rutina, quizás cansada, de un equipo que no va a hacer lo que nunca se hizo, porque no quiso ni pudo hacerlo  en 12 años. Recuerde, presidente Medina, usted conoció hasta el dolor la impresionante impermeabilidad de esa maquinaria.

Los “clavos” nuevos que se insertan en el aparato, no sé si sean capaces de cuartearlo.

Hay preocupación. ¡La maquinaria, Presidente, la maquinaria! Ojalá que la alta dirección del PLD con su comesolismo, su hedonismo delirante y sus costumbres de clan, no continúe torciéndole  el pulso al presidente Danilo Medina Sánchez.

¡Ay! Pienso que tendré que continuar a tiempo completo en mi papel opositor a rajatabla, al percibir la quiebra incongruente entre el discurso del Presidente y la composición de un gabinete que no inspira confianza.
Yvelisse Prats Ramírez de Pérez
yvepra@hotmail.com
EN PLURAL
Listín Diario
http://listindiario.com.do/puntos-de-vista/2012/8/18/243974/La-incongruencia-del-primer-fruto

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