“Hay redes que buscan a las jovencitas, les llaman carne fresca. Las llevan al interior con ofertas de más dinero, luego al exterior, allá les quitan sus pasaportes y ganan muchísimo dinero y luego que las explotan vienen aquí y a veces terminan en la ‘bolita del mundo’ y otros lugares. A mí no me parece eso digno, no me parece indiferente. La sociedad no puede ver esto como un relajo, esto es serio”.
Con estas breves palabras sintetizó el procurador Francisco Domínguez Brito el problema de las redes de prostitución que embaucan a las dominicanas de los extractos más pobres de nuestra sociedad.
Somos una vergüenza a nivel mundial, doquiera hay una dominicana en cualquier país del mundo es asociada y puesta en duda su integridad por las autoridades de esa nación, sospechosa de ser una posible prostituta.
Con la batida contra los proxenetas y clientes en principio será duro para aquellas mujeres que viven de este indigno oficio en lo económico, en la medida en que la asignación del 4% en el presupuesto para el Ministerio de Educación vaya surtiendo efecto, así mismo tendremos mujeres preparadas para desempeñar puestos de trabajo honrados.
Es vergonzoso para cualquier ser humano pagar dinero a cambio de sexo, es humillante para nuestras mujeres llevar el sustento diario a la casa vendiendo su cuerpo. La prostitución está ligada a las drogas, alcohol, violencia y enfermedades de transmisión sexual.
Nadie es tan tonto para pensar que la represión oficial va a acabar con este flagelo, lo que se intenta es salvar la mayor cantidad posible de dominicanas de caer en las garras del camino fácil del sexo por dinero, de evitar que inescrupulosos se hagan ricos con el sudor del cuerpo ajeno.
Juan Santos / Desde La República Dominicana
que hacer se las familias entreinan las chicas para ser prostitutas desde pequenas y los chicos homosexuales
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