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viernes, 6 de septiembre de 2013

La verdad es que somos un pueblo de pendejos


Los pendejos abajo (como tiene que ser)
No lo entiendo bien: estamos abajo porque somos pendejos o somos pendejos porque estamos abajo. No sé cómo es la vaina. Lo que sí sé es que somos pendejos y que estamos abajo. Si no fuéramos tan pendejos seguramente estuviéramos arriba (o en el medio), lo cual garantizaría un poco de respeto de los que gobiernan.

Si no fuéramos tan pendejos, nos tendrían miedo los de arriba, sobre todo si tomamos en cuenta que representamos el 90 % de la población, es decir, la inmensa mayoría.

Pero como somos tan pendejos, es decir, tan cobardes, que nos roban las elecciones, nos roban los partidos, nos roban el Congreso, nos roban la Justicia, nos roban el Estado. Se roban más de cien mil millones de pesos todos los años del presupuesto nacional. Se lo roban todo ante nuestros ojos sin que hagamos nada. La verdad es que somos un pueblo de pendejos.

Y como somos tan, pero tan pendejos, nos suben de precio de los combustibles todas las semanas, mientras que al diez por ciento, que no es pendejo, se lo subsidian; nos suben la tarifa eléctrica con apagones de 12 y 14 horas diariamente. Nos suben los impuestos directos e indirectos para cubrir el déficit fiscal de 200 mil millones de pesos que dejaron Leonel y su pandilla; los pendejos pagamos cada vez más impuestos mientras al diez por ciento le regalan más de cien mil millones de pesos todos los años en exenciones fiscales.

Los pendejos hemos visto como los políticos se han robado el país poco a poco en complicidad con el sector privado formando castas de jeques árabes polígamos con fortunas incalculables.

Los pendejos no tenemos quién nos defienda en el Congreso, ni en la Justicia. La Policía y las Fuerzas Armadas siempre están dispuestas a entrarnos a palos y culatazos si protestamos. Ellos, los que no son pendejos, tienen los fusiles. Y el poder nace del fusil, como dijera un sabio chino.

Los pendejos somos pendejos porque le tememos a la represión; al impacto de las balas, a las torturas, a las sentencias de los jueces que representan y defienden al diez por ciento. (Las cárceles están llenas de pendejos).

Los pendejos le tenemos mucho miedo al Dios, todo poderoso, que protege a los que no son pendejos, es decir, al diez por ciento, que, por cierto, suele ir a misa los domingos.

Dice Miguel Ceara Hatton, que los pendejos somos cada día más, lo cual no le gustó al gobernador del Banco Central, digno representante del diez por ciento. En los últimos años, todos los nacidos forman parte del ejército de pendejos, es decir, de pobres.

Los pendejos no tienen educación digna, no tienen salud humana, no tienen viviendas adecuadas, no tienen seguridad ciudadana ni social, no tienen empleos de calidad ni salarios decentes, no tienen alimentación balanceada, no tienen protección judicial. Los pendejos no tienen derecho más que a la muerte miserable.

Con el control casi absoluto de los medios de comunicación y de los periodistas, con el control total del Congreso, la Justicia, la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral, la Cámara de Cuentas, las Fuerzas Armadas y la Policía, de la Sociedad Civil, del Banco Central y la Junta Monetaria, de las Iglesias y sus curas y pastores, de los partidos y de los políticos, el PLD seguirá arriba, más arriba, mucho más. Y los pendejos, abajo, más abajo, mucho más...

A menos, claro está, que los pendejos decidamos dejar de ser pendejos, y utilizando la fuerza que nos da la mayoría, es decir, el 90 por ciento, nos coloquemos arriba del otro diez por ciento.

Juan Taveras Hernández (Juan TH)
Z -101 Digital
http://www.z101digital.com/app/article.aspx?id=104801

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