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domingo, 28 de diciembre de 2014

Nuestra verdadera miseria moral y material


Todos los años, con motivo de la Navidad, nuestra verdadera miseria moral y material sale a las calles.
Ya ni siquiera hay pudor, y la miramos con toda naturalidad.
La instrumentalización de la pobreza es un indigno espectáculo. Golpes con macanas, patadas, empujones, insultos, peleas y hasta asaltos a camiones con cajas de alimentos.

He visto más de seis asaltos en las calles, grupos a la espera de los privilegiados que llevan camiones atestados de cajas, para asaltarlos a plena luz del día y con cara descubierta.

Pero vivimos con tal naturalidad la degradación de la condición humana, que hay, incluso, que agradecerles a éstos benefactores que repartan éstas dádivas con los mismos fondos públicos que debían evitarla. Porque si no se robaran más del 12% del PIB a través de la corrupción, sería mucha la felicidad ciudadana que pudieran lograr los pobres de este país.

Esas cajitas, y los maltratos inenarrables que tienen que pasar los pobres para conseguirlas, son la manifestación más rotunda de nuestra verdadera miseria moral y material.

Andrés Luciano Mateo
amateo@adm.unapec.edu.do 
23 de diciembre de 2014

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