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martes, 31 de marzo de 2015

Hay razones para prenderle fuego al país?


¡Desobediencia civil!
No es un llamado a una guerra civil, una huelga política indefinida, ni un golpe de Estado, es sencillamente desacatar el “estatus quo”, como lo hicieron en su momento Martín Luther King, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela y el literato y filósofo Henry David Thousea, autor de la obra “Desobediencia civil” en 1849, que terminó en la cárcel por negarse a pagar impuestos en protesta por la guerra de Estados Unidos contra México y por oponerse a la esclavitud.

“La desobediencia civil es una forma de resistencia pasiva del pueblo a un gobierno ilegítimo, tiránico, oligárquico, injusto o gravemente ineficaz. Consiste en actos pacíficos de desacato a las órdenes de la autoridad o de incumplimiento de los deberes legales para con el Estado. En ambos casos, la desobediencia civil implica infracción deliberada de las leyes”, dice Rodrigo Borja.

El diccionario de Ciencia Política de Andrés Serra Rojas coincide señalando que la “desobediencia civil” es la actitud “que adopta una persona o grupo que se niega a cumplir con sus deberes legales o administrativos, como protesta por situaciones que la autoridad prohíba y que la persona o grupo combate”.

En abril de 1984 durante el Gobierno de Salvador Jorge Blanco, justo después de la Semana Santa, se produjo lo que Juan Bosch llamó “una poblada” consecuencia de las denuncias de corrupción, la firma con el Fondo Monetario Internacional y la devaluación de la moneda, provocando cientos de muertos.

Para desacatar las disposiciones del Gobierno se requiere de una población consciente, empoderada y de una oposición grande, unida y dispuesta a jugar el rol que las circunstancias determinan, porque razones hay de sobra existen para enfrentar en las calles, los campos y ciudades, como en Brasil, por todos los desafueros y todas las burlas que a diario comete el Gobierno contra la población.

El Partido Revolucionario Moderno (PRM) está enfrascado en una disputa interna para escoger a sus candidatos con miras a su participación en los comicios presidenciales, congresuales y municipales del año próximo, cuando debería estar organizando y participando en todas las protestas, incluyendo la “desobediencia civil”, porque parece no darse cuenta que con la actual Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral, en el país no habrá elecciones limpias ni libres.

El Gobierno (Danilo y Leonel) no le teme al PRM porque sabe que sus dirigentes son conservadores y forman parte del sistema, en tanto que la izquierda es prácticamente inexistente, del mismo modo que la llamada “sociedad civil” solo tiene vigencia en los diarios, ya que muchos de sus integrantes solo buscan notoriedad. (En la canción “Harapos”, Silvio Rodríguez criticando la pequeña burguesía dice lo fácil que es “protestar por la bomba que cayó a mil kilómetros del ropero y del refrigerador”).

¿Para qué pagar impuestos si los utilizan para costear campañas electorales, si se los roben los funcionarios con el propósito de comprar jets de hasta 24 pasajeros, helicópteros, yates de varios camarotes, mansiones, fincas, villas, mega divas y una que otra “chapeadora”, mientras el pueblo se muere de hambre? ¿No es esa una razón más que suficiente para la desobediencia civil?

Subir los precios de los combustibles desorbitantemente, mientras bajan en el mercado internacional, ¿no es otra razón para la desobediencia civil? Aumentar la deuda externa de 9 mil a más de 30 mil millones de dólares sin haber resuelto un solo problema nacional, ¿no es motivo para la desobediencia civil? Más de 200 casos de corrupción sin resolver porque falta de justicia y voluntad política, ¿no es motivo para la desobediencia civil o para una poblada más grande que la del 84?

Evacuar (fuera del cajón) de la letrina de la Suprema Corte de Justicia un auto de “no ha lugar” en favor de Félix Bautista y otro a Félix Rodríguez, ¿no constituyen razones más que suficientes para la desobediencia civil y de paso prenderle fuego al país por los cuatro costados?

Juan Taveras Hernández (Juan TH)

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