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lunes, 20 de julio de 2015

Mi país es una cárcel llena de prisioneros


¿Cómo cavar un túnel para salir de esta prisión?
Vivir en este país se ha vuelto insoportable. Nos sentimos prisioneros. Estamos arropados de antivalores. Solo se escucha hablar de corrupción, nuevos ricos, impunidad, delincuencia, miseria, inmigración de haitianos ilegales, etc. ¡Dios mío! pero ¿No hay nada positivo de que hablar?

No se puede visitar a nadie ni leer periódicos, ni escuchar la radio, enfocan los mismos males sociales. La novedad es agravarlos con nuevos ingredientes. Deberían publicar el raro fenómeno de alguien que sea capaz de contar una linda experiencia, de hablar de un proyecto exitoso, ejemplar, que irradie luz, esperanza, que recuerden aspectos bellos de la vida y lo pueda exhibir con orgullo.

Queremos escuchar de los que son capaces de sembrar una flor en el fango, limpiarlo o de cavar un túnel para salir del mismo. Hay pocas iniciativas para combatir este manantial de males. Los que deben solucionarlos están atados. El blindaje es poderoso. Todo habla de férrea dictadura, de ¡prisioneros en la cúpula!

Procede detenernos a reflexionar. Hacer en la mente una reingeniería que nos permita localizar los medios para romper las cadenas, lo que ata, aliena e impide reclamar derechos. Procede repudiar los que, desde diferentes organismos del Estado, usan los recursos para el bienestar personal, grupal y también, los que blindan estos depredadores mientras la mayoría pasa hambre.

Busquemos la fuerza interior para cambiar el sistema. La vida es una y termina. Dejemos un aporte positivo para que el mundo sea más acogedor.

Urge reevaluarlo todo, buscar el bien común. A causa de las injusticias, hay síntomas serios de desequilibrio emocional, de perdida de respeto al prójimo, de locura colectiva. Escasean los paradigmas que motiven a actuar por buena lid. Las peores lecciones vienen de dirigentes que no se atreven a romper las estructuras para combatir las injusticias y pobreza. Deberían apostar al progreso de la nación. Con sus acciones son cómplices de quienes se burlan del pueblo. Les dicen que lo más importante es mantener el poder, la riqueza material, no importa como la consigan y que ante ella, hasta las altas cortes se inclina reverente. No permitamos que envíen ese falso mensaje. La paz espiritual es el tesoro más valioso.

Con dolor, visualizo mi país como una cárcel llena de prisioneros, sin un defensor público que los ayude y a quienes para ingerir alimentos, les tiran limosnas y tarjetitas, mientras los carceleros, guardianes, hacen de la estructura gubernamental una cámara de gas que lentamente los asfixia. Las altas cortes deben reaccionar ¡por Dios, no sean cómplice! Den un ejemplo, abran una ventana, enciendan una luz.

El pueblo debe exigir sus derechos. Nada de vender la dignidad. No olvidemos que si cada ciudadano enciende una luz, se iluminará la nación y si siembra algo para adecentarla, haremos de la sociedad un bello jardín, para la formación serena y saludable de nuestros hijos.


Venecia Joaquín

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