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jueves, 22 de octubre de 2015

Ayer se volvió a repetir la historia


Pueden archivar sus casos, pero no son inocentes
Queremos creer. Incluso por momentos, en un mero arrebato de romanticismo, soñamos con algo que se asemeje a un país. A veces nos parece que esa República Dominicana real es posible y que hacemos, en la medida de nuestras responsabilidades, algo para ayudar a que así sea.

Entonces viene la bofetada que, como de costumbre, nos sacude y nos obliga a entender que vivimos en una quimera: los políticos lo han diseñado todo para estafarnos, una y otra vez, y salir muy bien librados de ello. Ay, Leonel Fernández, ¡qué grande te diste conformando los tribunales y cuánto nos ha pesado -y nos pesará- tu elección!

Ayer se volvió a repetir la historia. Don Félix Bautista, sonriente por su triunfo, pasó a engrosar la lista de los exfuncionarios que han salido del Gobierno con inmensa fortuna sin tener que probar de dónde la han sacado. Pero, aunque su caso ha sido archivado, nunca podrá hacer galas de su inocencia: no la probó porque no llegó a juicio de fondo. Es como el caso de Víctor Díaz Rúa: victorias que saben a nada.
Si la justicia existiera en la República Dominicana ambos debieron, al menos, ir a juicio de fondo. Es como el caso del alcalde Félix Rodríguez Grullón, quien también recibió su divino “no ha lugar”.

Aunque ninguna de estas decisiones nos sorprendió, porque para algo eligen a los jueces indicados, es triste comprobar una y otra vez que aquí no existe la más mínima voluntad de juzgar los casos de corrupción. El Estado, a causa de ello, es ese botín que van a robar sin que nadie les ponga obstáculos. ¡Qué impotencia saber que trabajamos para engrosar la lista de millonarios! ¡Y cuánta rabia da!


Marien Aristy Capitán

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