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miércoles, 22 de febrero de 2017

En RD se puede formar la tormenta perfecta


Realidades
La República Dominicana tuvo en el 2016 un desempeño económico muy bueno, fue el país de la región que más creció, la inflación se mantuvo bajo control, y la tasa de cambio continuó domesticada, aunque últimamente está algo indisciplinada.

La minería se ha convertido en la más importante aportante al PIB, pero el turismo sigue siendo la actividad económica más dinámica por sus eslabonamientos con diferentes sectores, el pasado año logró un importante crecimiento, agregándose a este la recepción por la nueva terminal naviera de Puerto Plata de miles de cruceristas.

Sin embargo, pese a ese sostenido crecimiento que se viene experimentando desde hace años, la desigualdad no disminuye, la pobreza no cede, la movilidad social no se produce y el ingreso de los asalariados se deteriora, disminuyendo su poder de compra. Todo indica que los beneficios de este crecimiento se quedan en muy pocas manos. Pero un logro importante de las autoridades actuales, que se debe destacar, es el del buen funcionamiento del sistema 911 y el de Asistencia Vial, ambos están prestando un excelente servicio a la ciudadanía.

Ahora bien, un problema que no se ha podido controlar es el de la delincuencia y la criminalidad, esta plaga nos preocupa a todos. Aunque la policía aún recibe salarios bajísimos, el cuerpo luce mejor equipado con más y mejores vehículos, y una mayor presencia de agentes en las calles, pero aún así los robos, asaltos y crímenes no dan tregua.

Y es que mientras continuemos con la cantidad de pobres que tenemos, el hacinamiento y la marginalidad existente, los bajos salarios que se reciben, el involucramiento constante de policías militares en actos delictivos, y la influencia creciente del narcotráfico, este flagelo nos continuará azotando sin tregua.

La corrupción es un tema que preocupa cada vez más a los dominicanos, ya de los sobornos y sobrevaluaciones de Odebrecth hablamos en otro artículo. Ahora los ojos están puestos en “Catalina la Grande”, como le llama un prestigioso columnista de este diario, al costoso proyecto de generación de energía emprendido por el gobierno de Danilo Medina.

Aunque se han levantado voces que defienden la construcción y el monto de la obra, y el Poder Ejecutivo nombró una comisión para que investigara el proceso de licitación de la misma, la ciudadanía alberga muchas dudas respecto a este enorme emprendimiento. Creo que los integrantes de la “comisión de notables” que tiene el caso en sus manos, enfrenta una seria responsabilidad.
Junto al problema de credibilidad que sufre actualmente el gobierno, consecuencia de la corrupción imperante y la impunidad existente, tenemos otro de índole económico que puede dar muchos dolores de cabeza.

Durante años el país ha mantenido un déficit fiscal financiado con endeudamiento, en un período en donde el costo del dinero ha sido bajo, por lo que se conoce de la política económica del Presidente Trump, esa época va a terminar complicándole la vida a países como el nuestro, que se ha envuelto en una espiral indetenible de endeudamiento. Esta situación obliga a las autoridades a tomar medidas preventivas, pues es mejor precaver que tener que remediar.

Aunque los fundamentos de la economía lucen sólidos, factores externos fuera de nuestro control, pueden alterar el lindo panorama que se pinta.
Es bueno tener presente, que si mezclamos la indignación, la pérdida de confianza y los problemas económicos, se puede formar la tormenta perfecta, con imprevisibles consecuencias para la nación.


Franklin Báez Brugal
Hoy

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