Múltiples quejas se han externado y que nadie escucha. Hubo una marcha de habitantes del Cibao que terminó en el parque Duarte de Cotuí, enumerando los daños causados, ahora amenazando temerariamente al río Yuna con peligrosidad mortal. Municipios completos desfilaron con graves exposiciones pidiendo la cancelación del contrato que significa la anulación de una parte importante del país. ¿Por qué? ¿Por qué son norteamericanos intocables los accionistas de esa mina? ¿No importa que se hunda el Cibao y que nos quedemos sin agricultura?
Sin embargo, los beneficios para nuestro país son mínimos, no ameritan el sacrificio que se presenta en el campesinado nacional con la expropiación de las tierras en producción. ¿A nadie le importa el sufrimiento de esos campesinos laboriosos, tirados a la ociosidad y al hambre de sus familias? ¿Dónde pernocta el meollo de este enigma? ¿Quiénes se benefician tan incesantemente que no tocan el contrato? Al Senado: su silencio involucra culpabilidad; que explique si con su anuencia la Barrick podía hacer tanto daño con la explotación del oro dominicano. Se está afectando el 60% de la siembra de arroz tanto de Cotuí como de San Francisco de Macorís. El Senado de la República nunca explicó el contenido del contrato, nunca externó que se involucrarían las tierras de la Reforma Agraria, despojando a nuestros campesinos de sus siembras, como efectivamente está sucediendo.
Gracias a Dios el tiempo de los tabúes se extinguió en llamas del pasado; se lleva los hechos dejando recuerdos limados por los años. Ayer abundaban los enigmas y las familias usualmente callaban frente a los hijos, eso se extendía como una costumbre que se rompe en el presente convirtiéndose en exigencias. Hoy son imprescindibles las explicaciones generalizadas, consecuentemente, los municipios del Cibao necesitan una explicación de algún delegado del Senado que los calme, y sobre todo, que el senador lleve la formal promesa que con el famoso “barrilito” se use para obras sociales; ellos ayudarán por las pérdidas ocasionadas, que son muchas, por haber firmado un contrato tan lesivo que ha dejado a esa parte del campesinado dominicano sin agua, contaminados, sin tierras, sin sembradíos y sin trabajo.
¡Esperemos que el próximo Senado sea más humano!
Un detalle aterrador, 600 familias han sido desterradas y lanzadas fuera de sus predios, reconocen que el agua de los regadíos de las plantaciones de arroz está contaminada, no se pueden regar los alimentos proyectados, ni en Cotuí ni en San Francisco de Macorís. ¿Cómo lo ve la Barrick Gold? ¿Van a continuar haciéndose los tontos, que todo el daño que hacen lo niegan? Negaron la contaminación por aspiración de gases tóxicos; las pruebas no sirven de nada para esta compañía que traerá tantas desgracias a la nación dominicana.
Al Senado: Es inaceptable cualquier contrato que vaya por encima de las requerencias de salud del dominicano, mucho menos un negocio aunque sea de excelencia que pueda lesionar siquiera en parte a República Dominicana.
Leonor Porcella de Brea
REFLEXION DEL ALMA
Imágen: Mi Desahogo.Com