Salvo en la educación especializada o la de nivel superior en tecnología, en los últimos 20 años son muy pocos los nuevos conocimientos que se han producido en materias básicas como Lenguaje, Matemáticas, Ciencias Sociales o Ciencias Naturales.
Por lo tanto, en términos cognoscitivos, constituye un absurdo cambiar permanentemente los libros de texto en la educación básica y media.
El Ministerio de Educación emitió una resolución recientemente en la que ordena que los textos tengan una duración no menor de cuatro años, como forma de garantizar que en una familia los hijos puedan heredar los libros de los mayores y reducir así el gasto al inicio del año escolar.
Algunas casas editoras han introducido cambios con el pretexto de que no se trata de nuevos textos, sino de “series” nuevas.
Para el caso es lo mismo. Los padres tendrán que hacer nuevas compras aunque tengan libros de la misma materia, para el mismo curso y por la misma casa editora, pero serán de “series diferentes”.
Al analizar los contenidos de las “series” se llega a la rápida conclusión de que en términos de contenidos no hay diferencias significativas. ¿Qué gran flujo de nuevos conocimientos básicos ha surgido en el mundo en Geografía, Historia, Lenguaje, Biología o Matemáticas?
Obligan a los padres a hacer grandes gastos sólo por cambios cosméticos, hechos con el único propósito de obligar a comprar más libros.
Simplemente, el Ministerio de Educación, institución rectora de la educación pública y privada, debe prohibir tajantemente cualquier libro de texto diseñado después de 2011 y sólo aceptar nuevas ediciones de los mismos libros existentes antes de ese año.
Lo de “las nuevas series” de textos es una burla que sólo sería posible si hay complicidad.
Editorial El Día
http://www.eldia.com.do/editorial/2012/7/19/88487/Una-burla
No hay comentarios:
Publicar un comentario