La millonada de dólares pagada en sobornos por Punta Catalina no podía seguir oculta, aunque falta mucho por conocerse.
Los datos llegan oportunamente, convergentes con otros procesos del panorama político, aunque la gente de Palacio intente continuar impertérrita.
Es inaplazable sumar lo necesario para que se conozcan otras verdades que urgen saberse.
Mientras tanto, la ingenuidad no puede cegarnos ante el asecho de quienes buscan pescar en río revuelto para alzarse con el santo y la limosna del proceso electoral.
Cierto que no existen óptimas condiciones aprovechables para que el pueblo dominicano se ilusione aspirando a lo imposible en este momento histórico.
Lo más importante es no perder la perspectiva y mantenerse en todo momento del lado de los reales intereses populares por un futuro de dignidad para las mayorías dominicanas.
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