Los 100 días de Danilo
El Presidente Danilo Medina se dirigió anoche al país, con motivo del cumplimiento de los primeros 100 días del “nuevo” gobierno, que por un lado han resultado marcadamente traumáticos; pero por otro, también inspiradores, porque han sacudido una conciencia nacional, de la que ni siquiera se sospechaba que existiera.
El período de 100 días suele reservarse para que el Presidente - presuntamente elegido en buena lid y democráticamente- se familiarice con su rol y la sociedad y él se acoplen en una convivencia amable, de cierta armonía y de expectativas auspiciosas -y casi siempre infundadas-.
Se ha consignado informalmente como un tiempo de “tregua” (amabilidad opcional, pero entendible, donde haya una prensa con alguna independencia del gobierno, que ejerza sistemáticamente la vigilancia y crítica de las políticas implementadas) durante el que el nuevo gobierno se asienta para arrancar y los gobernados comienzan a “coger las señas” -si es que no las tenían- sobre qué tan disímiles serán las promesas de los hechos.
¿Qué pasó con los 100 días de Danilo?
Que el nuevo Presidente -exasperado e imprudente, porque no encontró un chele en caja y sí un hoyo de 187 mil millones- y los funcionarios del PLD, acostumbrados a coger lo que les parezca de los bolsillos del país, desenfundaron inesperadamente una reforma tributaria para asaltar, otra vez, a la gente a la que han asaltado siempre, pero resulta que la pava no quería, ni quiere, poner donde siempre lo ha hecho.
Con las urgencias y prisas no permitieron esta vez el relativo reposo, tan recomendable, en el inicio de una administración, no tanto por lo de “inicio” sino por lo de posterior al cierre -conmocionante- de un período gubernativo. Finalizar un “gobierno” en un lugar tan desprovisto de institucionalidad como República Dominicana, es un acontecimiento que pone a prueba la tolerancia, la elegida y cultivada incosciencia, los nervios y hasta la considerable indiferencia, de la que tiene que hacer alevoso acopio, la parte del país que insiste en ejercer el lujo de pensar.
Las aceleradas y escandalosas desfachateces que se registran para “cerrar con broche de oro” los desaguisados crónicos, en esta ocasión, contaron con el estruendoso añadido de una campaña electoral, financiada desesperada y desbocadamente con recursos del Estado. Eso acabó de desmantelar las arcas nacionales, que estaban extenuadas por los despilfarros, el efervescente clientelismo y los aparatosos robos de la delirante, irracional y prolongadas administraciones del ex-presidente megalomaníaco y mitómano, Leonel Fernández y por los drenajes premanentes establecidos y consagrados con la participación y el beneplácito de las autoridades de los distintos partidos políticos que han estado al frente de la administración pública.
Leonel, Hipólito, Balaguer, Jorge Blanco, Majluta, Antonio Guzmán, El Triunvirato, García Godoy, Molina Ureña, El Consejo de Estado, La Junta Militar, la Cívico-Militar,Trujillo, Troncoso, Estrella Ureña, Horacio Vazquez, los gringos, Henríquez y Carvajal, Báez, Lilís, Meriño, etc., hasta llegar a Santana o continuar hacia atrás, han encabezado unos gobiernos con graves deficiencias administrativas y/o altos niveles de corrupción.
Alguien comentó en sarcástica respuesta a las explicaciones del ex-presidente Fernández sobre el hoyo fiscal que actualmente asciende a unos 203 mil millones, que el déficit se originó con los intereses acumulados a la deuda, desde que Duarte le dijo a Mella que tomara prestado lo necesario para tirar un trabucazo en La Puerta del Conde.
Por años, por décadas, por siglos, remontándose hasta donde cada quien quiera, la población que habita lo que hoy llamamos República Dominicana, o Quisqueya, ha sido encabezada y administrada por sucesivos gobiernos, cuyas principales autoridades y aliados políticos, se han dedicado a robar lo que encuentran y a servir a los intereses de un sector minúsculo, dándole por completo la espalda a las necesidades y reclamos de la mayoría, sobre cuyas carencias, penurias, miserias y/o sacrificios, continuamente pasean sus irregulares y obscenas opulencias con absoluta desinhibición y alardeante arrogancia.
La historia se parece a la de muchísimos sitios. Pero no en todas partes ha ocurrido un "in crescendo" épico de la corrupción y la impunidad tan desprovisto de inconvenientes y con tan pocos esfuerzos correctivos como los que registramos nosotros y que nos han colocado en lugares muy prominentes en las listas de los desastrosos y en donde un grupo de trogloditas crapulosos se roban a toda bulla y de forma flagrante e impune, los bienes públicos y pretenden ignorar el clamor de la gente indignada y jarta por las deficiencias, los abusos y la indiferencia.
La primitiva agenda de las autoridades gubernamentales corruptas, petulantes, y codiciosas no se ajusta a los requerimientos de una fresca y demandante población, poco ceremoniosa, mejor informada, menos cohibida y más consciente de lo que deben ser los funcionarios públicos y cuáles son las obligaciones de un gobierno. Muchos son jóvenes adolescentes. Hay numerosos universitarios. Otros son profesionales despuntando en sus vidas de adultos. También hay adultos que han escuchado las mismas promesas y presenciado las mismas acciones muchas veces y personas mayores que esperan un cambio de dirección hacia algunas enmiendas en la administración pública y hacia algunos recortes en los excesos y desórdenes del gobierno.
Por eso han salido a protestar y a manifestar en público su repudio al nuevo atropello. Esas protestas han sido los acontecimientos sociales y políticos más importantes que han ocurrido en los primeros 100 días del gobierno de Danilo Medina y van a ser un rasgo trascendente en la definición del período completo. Lo demás es relleno y con los rellenos no se llenan expectativas. Se alimentan decepciones.
El Presidente perdió anoche otra oportunidad de abrir algún camino que lo reivindique y que también reivindique al movimiento que se ha dirigido a él con demandas justificadas y legítimas.
Su comparecencia fue un desastre absoluto y lastimoso, comenzando por lo que no tiene importancia, el horrendo maquillaje, que parecía un empañete de los que les ponen a los muertos en las funerarias y siguiendo con lo trascendente: reducir a “revanchismos” lo que se le reclama a La Justicia, ese pequeño accesorio que Leonel porta en uno de sus dedos y que el partido en el gobierno comenzó a usar como una de las macanas para la represión política.
Fue cobarde, falso y torpe. Manipuló y mintió. Habló de diálogo “franco” y ni siquiera tuvo la entereza de abordar directamente los problemas que saltaban sobre su naríz. Se refirió a la “democracia” y al intercambio de ideas y quienes protestan se han desgañitado explicando sus ideas y es como si hablaran ante una tapia.
Entre los objetivos del gobierno mencionó el de hacer justicia, haciendo que paguen más los que están en capacidad de hacerlo. Eso es embuste. El blanco, la presa, del Paquetazo es la clase media y muchos impuestos acabarán recayendo en los sectores de menores ingresos, porque además entre lo que el gobierno considera “clase media” hay un segmento enorme que tiene que medir milimétricamente sus gastos para mantenerse a flote.
Volvió a subestimar a una parte del auditorio, que debía merecerle algún respeto, aunque solo sea por toda el agua de beber que le ha dado al ex-presidente Fernández. Se atreve a mencionar un código ético respaldado por medio millón de botellas, entre ellas un embajador designado en España, que no sale de Color Visión. También dice que se suspenderán y someterán a la justicia a quienes violen dicho código y en Acento hay una lista de funcionarios con varias pensiones y sueldos en violación a las leyes.
De bla, bla, bla hemos tenido mucho. Y para mandatarios que hablan como si vivieran en la luna y como si nosotros fuéramos una recua sin discernimiento y sin derechos, ha sido suficiente con Leonel.
Qué pena que la inflexibilidad que el Presidente Medina muestra ante quienes exigen un mejor gobierno, la esconda entre las piernas cuando el ex-presidente Fernández lo coloca en posición de motete.
Sara Pérez
DIARIO DE LA CIGUAPA
Acento.com.do
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