No deja de preocuparnos y sentirnos estupefactos cada noticia de crueldad y de violencia extrema que el diarismo recoge y los programas noticiosos de la TV nos ayudan a visualizar como si fuésemos testigos presenciales del horror que está viviendo la sociedad dominicana, víctima de una paranoia colectiva angustiosa producida por las acciones criminales de antisociales y de la propia uniformada, encargada de preservar y proteger el orden y la paz pública, y la impunidad que gozan unos y otros amparados en el padrinazgo y un sistema judicial permisivo que no alcanza a comprender el rol de la justicia.
En mi mente no se me quitan las palabras perturbadoras y resignadas de Francina: “Mamá, me tocó a mí”, como si un fatal destino común nos aguardara irremediablemente. La violencia no deja de tocar puntos neurálgicos de la sociedad que se estimaban intocables, sagrados: la familia, la mujer y los niños desamparados, elevando a cifras increíbles muertes que las estadísticas no registran.
El colmo del desequilibrio emocional, de la insania, la paranoia y el horror que se vive hoy en día, nos llega en las declaraciones atribuidas a sendos diputados unos del partido blanco y otro del partido morado sin que ninguno de los dos grandes partidos mayoritarios se hayan dado por enterados, y sin que las comunidades de Pedernales y de la Provincia de Santo Domingo, supuestamente representadas por estos esperpentos, hayan levantado sus voces de protesta, indignadas por tales desafueros pidiéndoles a unos y otros, al menos, la renuncia de sus curules.
Mientras en medio del dolor de su tragedia Francina pide paz y no venganza, estos anacrónicos legisladores se atreven pedirle al Jefe de la Policía que instruya para que “no se dejen grabar cuando los agentes policiales vayan a darle pa bajo”, y que se “levante el paredón” para ser fusilados los presuntos o reales delincuentes, declaraciones claramente no compartidas por el actual Jefe de la Policía, lo que refleja y deja bien claro el pobrísimo nivel de representatividad que nos gastamos y la indolencia de los partidos políticos incapaces de ejemplarizar con sanciones condignas a sus conmilitones que públicamente desde altas esferas del poder (Comisión de Interior y Policía de la Cámara de Diputados) incitan a las fuerzas del orden al asesinato y al crimen, actos atentatorios a la Constitución y al Código Penal dominicano y todos los tratados internacionales preservativos de los derechos humanos y el debido proceso.
Ha de suponerse que estos diputados, equivocadamente amparados en la inmunidad parlamentaria, obraron con conocimiento de causa y entera libertad, no por error o ignorancia. No en obediencia a políticas y órdenes superiores. Pero el apañamiento deja siempre un vaho de complicidad. Ahora que en el país se vive a la expectativa de cambios que insuflen aliento a la esperanza, sería saludable que estas incitaciones criminales, truculentas, violatorias de la Constitución y las leyes penales vayan más allá de la simple denuncia pública del ciudadano común y muevan la acción del Ministerio Público.
Luis Sheker Ortiz
Hoy Digital.com.do
http://hoy.com.do/opiniones/2012/12/11/458384/Nos-estamos-volviendo-locos
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